Guerra

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Capítulo 10

La formidable batalla campal para decidir el destino del mundo entero entre la intrépida Alianza de los Pueblos Libres y las despiadadas hordas no-muertas del omnipotente Rey Lich Varashes había dado inicio al fin, en medio de una estruendosa colisión entre ambos masivos ejércitos rivales que pareció estremecer la tierra hasta en sus cimientos más profundos.

El ensordecedor fragor del choque de decenas de miles de cuerpos chocando a toda velocidad, el constante entrechocar del letal acero de espadas, robustas hachas y afiladas lanzas, sumado a los atronadores gritos de furia, valor y agonía lanzados por guerreros elfos, enanos y humanos por igual, retumbaba con furia incluso a muchos kilómetros de distancia del Campo de los Caídos, espantando a bandadas enteras de aves que huían despavoridas hacia el horizonte.

En todos los poblados cercanos, los habitantes levantaban sus rostros al cielo con una mezcla de temor y esperanza, sabedores de que el momento de la verdad finalmente había llegado. Una colosal nube de polvo cobrizo se elevaba sobre el valle, augurio del terrible encuentro que definiría el destino no sólo de esa región, sino de todas las civilizaciones de la Tierra.

Con la milagrosa Espada de Luz descargando cegadores haces de pura energía divina sobre las nauseabundas hordas de abominaciones, Alston y su amado Ferald lideraban ferozmente desde la vanguardia la confrontación, comandando el orgulloso corazón de la formación de combate de la legendaria Alianza contra una parece interminable marea de espectros, vampiros sedientos de sangre, feroces licántropos y toda suerte de alimañas surgidas directamente de las más espantosas pesadillas del mismísimo inframundo.

A pesar de estar ampliamente superados en número y rodeados de asechanzas por doquier, los intrépidos combatientes de la Alianza resistían el terrible envite con uñas, colmillos y garras, contraatacando una y otra vez con ímpetu y determinación, negándose a dar un solo paso atrás.

Los certeros arqueros elfos diezmaban metódicamente a montones de repugnantes engendros no-muertos con sus mortales flechas, los formidables guerreros enanos se abrían paso implacablemente a mandobles, desmembrando aberrantes monstruos a diestra y siniestra, al tiempo que la veloz caballería humana aniquilaba a lanzazos a los nauseabundos demonios que osaban siquiera aproximarse a sus posiciones.

De pronto, como emergiendo directamente desde las mismísimas entrañas más tenebrosas y viles de la corrompida tierra maldita, la imponente y descomunal figura del perverso Rey Lich Varashes en persona se materializó súbitamente justo frente a un atónito Alston y un desafiante Ferald, blandiendo con una fuerza sobrehumana sus aterradoras hachas de combate de doble filo forjadas en acero infernal.

El despiadado señor oscuro soltó un espeluznante alarido gutural sobrenatural que pareció taladrar los oídos y resonar hasta en los huesos de todos los presentes, sean amigos o enemigos. El último y definitorio acto de esta sangrienta batalla campal que decidiría el destino de toda civilización acababa de comenzar. Y la próxima jugada de Alston muy probablemente determinaría el resultado final para bien o para mal eternamente.

- ¡Ríndete ahora mismo, maldito elfo insignificante, y consideraré tal vez darles una muerte rápida a tus débiles amigos en lugar de días enteros de los más atroces e inimaginables sufrimientos que puedas concebir! ¡No tienes salida! - tronó Varashes con su antinatural voz cavernosa que retumbaba sobre el fragor de la contienda, mirando a Alston con un odio y desprecio tan profundos como los abismos del averno.

- ¡Jamás, engendro del mal! ¡Puedes estar completamente seguro de que no partiré de este mundo sin enviar antes tu corrompida e infame alma directo de regreso al más oscuro olvido! ¡Hoy acabaré contigo de una vez por todas, aún si eso me cuesta la vida misma! - respondió desafiante Alston sin amilanarse, adoptando una posición de combate y enarbolando en alto la refulgente Espada de Luz, provocando que su hoja despidiera relámpagos de pura energía resiliente.

La Espada del Rescate (LGBTQ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora