La noche calló sobre su mundo, y la omega miró con algo de miedo los ojos de su alfa.
El momento que no quería que llegara ya estaba frente a su puerta.
Se despidió de aquellos dos ambientes que había sido más acogedor que mil otras habitaciones, y sostuvo la mano de la mayor todo el camino hacia la planta baja, con su alfa vigilando que nadie apareciera.
Pero tenían calculado que a esa horas de la madrugada nadie saldría.
El aire frío del exterior golpeó sus mejillas y congeló un poco sus lágrimas.
Se volteó a para despedir a su alfa con un último beso, abrazándola con fuerza, ahogando sus sollozos en su interior.
Se dijeron unas últimas palabras, donde la mayor agradeció su existencia, y declaró su amor de nuevo.
La omega concordó, y le dedicó una última sonrisa falsa antes de cambiar a forma de una loba inmaculadamente blanca, que la miró con ojos de cachorro, oscuros como aquel cielo nocturno.
La alfa sonrió, agachandose para acariciar la cabeza de aquel magnífico animal, una loba medio adulta y esbelta, quien frotó su hocico en el cuello de Minji, dio un par de lamidas y una última mirada.
Luego se giró y comenzó a correr lejos, moviendo sus patas con fuerza, haciendo más fuerza aún para no volver a los brazos de la mayor, quien juntó la ropa destrozada de la calle para arrojarla en el contenedor del complejo.
Escuchó toda la noche de los aullidos, sus intentos de ahogarse con el olor de las sábanas fueron nulos hasta que su omega dejó de llamar, cuando finalmente lloró, descargando todo lo que no se animaba frente a la otra.
Ella debía ser fuerte, por las dos.
[...]
—¡Señorita!
El grito y golpe en la mesa la hizo despertar, alzando la cabeza de golpe y parpadeando varias veces para despejar el sueño de sus ojos, aunque lo hubieran preferido antes de todas las miradas que tenía encima, más el ceño fruncido del viejo profesor frente a ella.
—¿Cuál es su nombre?
Claro que no lo sabía, tras dos años de carrera nadie la conocía.
—Kim Minji— dijo, cansada, comenzando a tomar sus cosas para lo que se esperaba que el profesor haría.
—Señorita Kim, mejor vaya a dormir a otra clase, o a su casa. Hasta entonces largo del aula. Y si no toma en serio la clase de anatomía déjeme decirle-
Minji cerró la puerta a sus espaldas, sin dejar que el profesor terminara su discurso.
Ni siquiera sabía por qué había ido a la universidad.
Apenas había logrado dormir y se había despertado tarde para el trabajo, así que no había ido.
Se sentía mal por dentro, extrañaba a Haerin, quería dejar de soñarla, porque las pocas horas que había dormido durante la noche fueron de la omega, y su siesta durante la clase también.
Su loba estaba más triste que ella, lloraba en su pecho, llamaba a Haerin, y claro que no obtenía respuesta, y eso le hacía extrañar el sentimiento de vacío que tenía antes de la llegada de la omega.
Viendo el pasillo vacío, y la hora de reloj de la pared, suspiró y comenzó a caminar hacia la biblioteca, pasando por la máquina expendedora para tomar una bebida energizante esperando que le levantara un poco el ánimo.
Además de sentirse mal sentimentalmente, también se sentía enferma físicamente.
El dolor de cabeza solo la alentaba a dormir, momento donde no lo sentía, además de que tenía el cuerpo cansado y había comenzado a arrastrar los pies para caminar.
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Delta ● Minrin
RomanceDonde Haerin es la omega más deseada del momento y Minji es una delta solitaria. ● Minji × Haerin ○ Omegaverse. ★CONTIENE ESCENAS +18