24 - Nuestra realidad

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Minji se confundió al despertar y ver a su alrededor.

Todo lo que la rodeaba era negro, y parecía no haber nada más que suelo, sintió la textura de lo que parecía pasto, pero no lo veía.

Se levantó del suelo confundida, despacio, viendo hacia todos lados.

Frunció el ceño.

Un aullido a su espalda la hizo voltear, abriendo los ojos con demasía al ver una loba enorme detrás de ella.

Dio un paso hacia atrás por el susto, pero el animal avanzó un paso hacia ella.

Ladeo la cabeza, viendo que la loba hizo lo mismo, haciendo que sus oscuras orejas se balancearan hacia un lado.

Miró al animal a los ojos, viendo los mismos que encontraba en los espejos.

—¿Eres mi loba?—murmuró Minji.

Un ruido un poco más lejos la hizo voltear, la loba alzó las orejas, viendo más allá, un ruido como llanto surgió del animal, y minji pudo sentirlo en su pecho también, haciendo que bajara sus ojos hacia el mismo.

Sintiendo a su loba querer ir hacia allí, comenzó a avanzar, no tardó muchos pasos en distinguir un cuerpo, acostado de lado, de espaldas a ella.

Su corazón comenzó a acelerarse.

Unos pasos más tarde y ya estaba corriendo, deteniéndose a un paso del cuerpo en el suelo.

—Hae-haerin...

Su mente se bloqueó un segundo, y el miedo comenzó a inundarla.

Intentando calmarse, recordando sus clases de primeros auxilios y lo que debía hacer y encontraba a alguien inconsciente, se arrodilló a un lado, acercó su mejilla hacia el rostro de la otra, para sentir su respiración mientras veía el movimiento de su pecho, tomando por debajo de su muñeca para sentir el pulso bajo sus dedos.

Cuando se aseguró que su pulso y respiración eran normales, que Haerin solo estaba dormida, se permitió moverla, cuando una gota cayó sobre la camisa que Haerin llevaba puesta se dio cuenta que estaba llorando.

La giró para sostenerla en brazos, moviendo su cuerpo y tocando su rostro, llamándola.

Vio a la omega batir sus pestañas antes de abrir los ojos.

Minji sonrió, Haerin tardó un segundo en hacer lo mismo.

La mayor quiso decir algo, pero no tenía palabras ni voz, así que sólo la abrazó, apretandola contra sí, para luego comenzar a dejar besos por todo su rostro hasta llegar a los labios de Haerin, concentrándose en ellos.

Las manos de Minji bajaron de la mandíbula de Haerin, encontrando la piel de su cuello.

Separó el beso para mirar, intentando creer.

—T-tu collar...

Haerin solo sonrió, asintiendo, con un par de lágrimas en los ojos.

–Te dije que te avisaría—murmuró, con el rostro demasiado cerca del de Minji, haciendo que sus labios se tocaran al hablar.

La mayor sonrió, besando sus labios de nuevo, para luego bajar hacia su cuello, besando y mordisqueando su piel, haciendo reír a Haerin.

Minji se alejó un poco para mirar un poco los oscuros ojos de cachorro de la otra.

—Quiero marcarte ahora...

El rostro de Haerin cambió, borrando su sonrisa para dejar una expresión penosa.

–Unnie... Esto es un sueño—murmuró—En realidad no estamos juntas.

La sonrisa de Minji se borró, alzando las cejas con decepción.

Se sentía tan real, podía tocar la piel de Haerin, había sentido el sabor de sus labios...

Aunque ahora que se daba cuenta, no había sentido su olor, no sentía el olor a nada.

¿En realidad no estaba allí?

—Dime al menos que no es uno de mis sueños inventados...—pidió—. Que es uno de nuestros sueños conectados o algo.

—Lo es, unnie—Haerin sonrió un poco—Puede sentirme, puedo sentirla... Es como la realidad, solo que no es la del mundo, es nuestra realidad.

>> Es... Es el lugar que nuestras lobas comparten, al parecer.

Minji miró por su hombro, hacia aquella enorme loba oscura, que ahora frotaba su cabeza contra la de una loba blanca, que movía la cola con felicidad, recibía las lamidas de la otra con lo que parecía una sonrisa.

—En verdad es tu loba—comentó, viendo lo idéntica que era a la que había visto en la televisión, volvió su vista al rostro de Haerin, acariciando sus mejillas con sus pulgares, admirandola un momento, apreciando cada detalle, desde la forma de sus labios hasta unas leves y casi imperceptibles pecas en las mejillas—. Te extraño tanto...

La sonrisa de Haerin tembló.

–Yo también—confesó.

—Te siento—confesó Minji, llevo una mano a su corazón—. Todo el tiempo... Aunque ya no sé cuando termina tu tristeza y empieza la mía.

Haerin pareció arrepentida.

—L-lo siento por eso—murmuró—, los omegas somos muy sensibles.

—Ser omega no es algo para pedir perdón, Haerin. Y tampoco el que seas sensible.

La omega asintió.

—Solo no sé cómo estamos tan conectadas—Minji volvió al tema que quería preguntar—. Ni siquiera tenemos un lazo.

Haerin asintió con una mueca.

—Temo que eso es en parte mi culpa—dijo, mirando los ojos de Minji, buscando seguridad—. Lo que nos conecta a la otra son nuestras lobas—alzó la mano ante la pareja de sus animales, que seguirán en la sesión de mimos—. Como te dije... Estoy muy conectada a mi loba, y mucho de lo que siento le afecta y viceversa...

>> Es como una cadena: Yo me conecto a mí loba, que se conecta a la tuya, quien te hace sentir lo que me ocurre... Cómo mí loba y yo somos una misma persona, ella siente todo lo que yo siento, y por lo tanto, también tu loba...—Haerin sonrió un poco—. Aunque lo más lindo es que si lo sientes tanto es porque estás más conectada a tu loba de lo que esperaba.

Minji no respondió nada por un momento.

—Últimamente no soy tan sensible en la universidad—comentó, recordando al profesor que no la había mirado en todo lo que llevaba en la carrera—, y varios han notado mi olor.

Haerin sonrió ampliamente.

—Eso es genial—la felicitó, Minji sonrió solo por ese gesto y lo adorable de la sonrisa de su omega.

Las manos de Minji bajaron hacia el vientre de la omega, haciendo la pregunta con la mirada.

De repente Haerin se puso sería.

—No lo sé... No hice ningún test.

Lo que pareció un poco de miedo se instaló en los ojos de Haerin.

—No te asustes—murmuró—, estaré contigo.

Haerin sonrió un poco más.

Ambas alzaron la vista cuando aquella eternidad negra se iluminó un poco.

—¿Qué pasa?—Minji pensó en voz alta.

—Estas despertando—murmuró Haerin, a lo que Minji la miró con miedo.

—No quiero, no quiero dejarte, no quiero irme—Haerin apoyó un dedo firme en sus labios, con una sonrisa.

—Solo será temporal—dijo—esto es temporal... Sólo tienes que ir a la mansión de Nishimura Riki, donde estoy... Y marcarme, y estaremos juntas.

Una claridad extraña había comenzado a invadir su oscuridad, cegandola un poco, haciendo que comenzara a parpadear muchas veces, para intentar concentrarse en el sonriente rostro de su omega frente a ella.

—Haerin... Te amo.

Escuchó su risa una última vez, sintió lágrimas caer por sus mejillas.

—Te amo—la escuchó repetir, antes que la luz la cegara.

Delta ● MinrinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora