epílogo - futuro

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— Lo están lavando, le pondrán ropa y luego lo llevarán al cuarto— le contó Minji a la castaña del otro lado de la línea.

Caminando unos pasos por el pasillo, para luego voltear y caminar en sentido contrario, sin alejarse más de unos metros de la puerta de la habitación donde su pareja todavía estaba bajo los efectos luego de la anestesia.

Sabía que el parto natural para los omega a veces solía presentar bastantes complicaciones, por lo que siempre eran enviados a cesárea, y Haerin seguía durmiendo luego de la operación.

—Ajam— escuchó decir a la chica, luego de unos sonidos por detrás, creyó escuchar insultos—. Estamos preparando las cosas para ir hacia Daegu, ahora, Kim Minji, pasame la dirección correcta.

—¿Tanto desconfias de mi, Hye?

—No puedo confiar en alguien que me dijo que la cesárea era el veinte a las cuatro resultó ser el cuatro a las veinte.

Minji se quedó en silencio unos segundos.

—Te veo pronto, madrina— dijo, en vez de seguir la conversación, y cortó sin escuchar la despedida de la castaña.

Le mandó la dirección por mensaje, antes de guardar el celular en su bolsillo.

Volvió a entrar a la habitación, donde Haerin comenzaba a removerse en la cama, aunque la anestesia seguía haciendo su efecto, haciéndola sentir pesada y adormilada, abrió un poco los ojos para ver a Minji, dedicándole una leve sonrisa.

Su alfa se acercó a ella, sentándose a la camilla, tomando su mano, sonriendo, transmitiendo toda su emoción gracias al lazo.

—¿Cómo te sientes?— preguntó. Haerin suspiró pesadamente.

—Me... Duele el estómago— se quejó—. Siento que baje la mitad de mi peso— vio hacia su abdomen, evidentemente diferente hacia unas horas atrás, llevó una mano hacia el pero hizo una mueca cuando tocó los puntos.

Minji se apresuró a tomar ambas manos, sosteniendolas con firmeza.

Era sumamente común que la anestesia dejara algo atontados a los pacientes, pero la expresión confundida de Haerin le daba gracia.

—Estas nerviosa— declaró Minji, luego de un momento en silencio.

Haerin solo asintió.

Minji dejó besos cortos por las pequeñas manos de su omega, hasta que vio su sonrisa asomarse.

—Estoy a tu lado, no te preocupes.

Haerin asintió, aunque las palabras no la calmaron mucho, porque Minji siguió sintiendo el torbellino de emociones que perturbaban a su pareja; alegría, miedo, nervios... La omega no podía estar tranquila.

Cuando la enfermera llegó, tirando del carrito-cuna donde estaba su querido cachorro, sus corazones se aceleraron.

Minji se acercó a ella, quien detuvo el carrito para que ella pudiera tomar a su cachorro.

Mirando al niño, vestido de simple blanco, lo tomó en brazos delicadamente, tenía una extraña sensación de que podía romperse con lo mínimo, era muy pequeño, liviano muy hermoso, con las mejillas gorditas y unos pequeños ojos oscuros que la miraban con curiosidad.

Se olvidó un poco de las sensaciones en su pecho, perdiéndose totalmente en su lindo cachorro, cuando reaccionó, se volteó para mirar a Haerin, quien seguía teniendo una expresión algo temerosa, pero aún así sentía la tranquilidad de Minji, cosa que la calmaba un poco.

Se acercó a ella, agachandose un poco para que pudiera tomarlo.

Por los puntos en su abdomen, no podía erguirse así que la ayudó a apoyar al cachorro en su pecho, mirándola con una sonrisa.

Delta ● MinrinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora