Capitulo treinta

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“Cada vez que sonríes yo sonrío
Y cada vez que brillas, yo brillaré
Y cada vez que estás aquí, cariño
Te mostraré, te mostraré” - Jump then fall (Taylor S.)

Jimin se había despertado con energía ese día, y en vistas de que aún le quedaba casi una hora para comenzar su turno de conducir, preparó el desayuno para sí mismo y el omega

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Jimin se había despertado con energía ese día, y en vistas de que aún le quedaba casi una hora para comenzar su turno de conducir, preparó el desayuno para sí mismo y el omega. Yujiung bebía té, y siempre lo preparaba antes de sus turnos para colocarlo en su botella térmica, por lo que los chicos no se preocupaban por el hombre.

Park no era muy bueno en la cocina, a pesar de que se desenvolvía bien. Sin embargo, sabía que si algo le gustaba a YoonGi eran los detalles. Así solo le regalará una flor que cortó de una planta, él era la persona más feliz.

El desayuno no consistía en nada más extravagante que leche caliente en una tetera -lo cuál era irónico-, café en su recipiente correspondiente, y unas tostadas junto a un par de mermeladas untables que había comprado en un negocio cuando entraron a un pueblo para cargar combustible.

El omega apareció minutos después de que Jimin se sentara junto a la mesa, seguramente atraído por el aroma de la leche medio ahumada. Se restregó los ojos con el dorso de ambas manos y bostezó mientras caminaba despacio hacia su asiento.

Jimin lo observó de arriba a abajo, quería ponerse de pie para cargarlo entre brazos y volver a meterlo en la habitación para que solo él pudiera verle. YoonGi vestía un camisón rosa con algunos volados amarillos, y debajo, un short azul que marcaba la silueta de sus caderas a la perfección.

Mío, mío, omega mío. El lobo alfa se retorcía en el suelo como un gusano al saber que YoonGi no estaba marcado y cualquiera podía hacerle algo.

—Jiminie, cálmate—pidió, sentándose a su lado. Puso una mano en su rostro para sacarlo de su trance, pero no funcionó. El alfa seguía al frente, los ojos rojizos lo delataban—. Alfa, ¿me escuchas? Solo estamos nosotros dos, no hay ningún peligro.

—Pe-pero, omega...

—¿Me devuelves a Jimin, por favor?—agitó las pestañas, abultado un poco sus labios para convencerlo. Al parecer, esa vez si obtuvo los resultados que esperaba, puesto que tras el chico cerrar los ojos unos segundos, el color de sus pupilas volvió a ser el de siempre—. Buenos días, Jiminie.

Jimin le sonrió avergonzado, besando su mejilla.

—Y-yo... preparé el desayuno.

—Oh, eso veo—asintió, esperando a que continuará hablando, el alfa lucía como si tuviera más cosas para decir.

—Sé que te gusta la leche... y también sé que tengo que buscar qué otra cosa prepararte por que de seguro terminarás aburriendote.

—Oh, Jimin. Me gusta la leche en todos sus estados físicos, incluso si sabe a lo que tú comes—empujó el hombro del menor con el dedo índice, juguetón. Y por primera vez ante la descarada insinuación, no sé sonrojó—, no podría aburrime jamás. ¿Tú vas a tomar café, alfa?

𝗥𝗲𝗴𝗹𝗮 𝗗𝗲 𝟑 𝗦𝗶𝗺𝗽𝗹𝗲 (JimSu|Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora