Min YoonGi ama el dinero de Jisoo, las joyas que le obsequia, la ropa que le compra y las tarjetas de crédito que le otorga. Jisoo piensa y cree firmemente que YoonGi está muy enamorado de ella, y el hijo de la mujer sabe con certeza que ese omega l...
"En un instante, desde mis ojos la lluvia empieza a brotar"- Let me know, BTS.
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YoonGi llegó en taxi a la casa, en la madrugada. Las horas con el alfa se habían pasado sin darse cuenta, era así cuando estaban juntos, solo habían estado pasando el rato abrazados y besándose. El omega había extrañado eso.
Tratando de ser lo más silencioso posible, YoonGi entró a la vivienda y subió las escaleras en puntas de pie, la ama de llaves debía encontrarse durmiendo por lo que no hubo ningún problema. Hasta que puso un pie en el pasillo y sintió el aroma de la alfa a solo un metro suyo.
Estaba molesta, eso lo sabía de sobra.
—¿Jisoo?—murmuró, confundido por qué ella continuará despierta. Por lo general se dormía temprano, o al menos se encerraba en su habitación.
La alfa encendió la tenue luz del pasillo con el interruptor, que dejaba a penas ver las expresiones en el rostro de ambos.
—¿Dónde estabas?—demandó saber, con el ceño fruncido—, es la una de la madrugada, YoonGi.
Al menor no le pareció justo que le estuviera reclamando, él nunca lo había hecho con ella, y no tenía ningún derecho si se había pasado las últimas semanas fingiendo que él no existía. Sin embargo, YoonGi no quería pelear. No era el horario adecuado, y realmente quería meterse a la cama.
—Déjame pasar, quiero ir a mi cuarto.
—¡Deja de decir eso, no es tu cuarto, maldita sea!—gruñó, avanzando un paso hacia el peli-negro mientras que abria los brazos para no dejarle pasar—. Dime dónde diablos estabas, ¡ahora! , ¡dime dónde estuviste!
—¿Y ahora sí te importa que hago?—se rió con sarcasmo, pero se alertó en cuanto la mujer le tomó con fuerza del antebrazo—. ¿Queé haces? ¡Jisoo, suéltame!
Ella no hizo caso por más quejas del omega, que se retorcía intentando forcejear.
—Escucha, YoonGi—suspiró ruidosamente—, sigues siendo mi esposo. ¿Con quién estabas?
El enojo del peli-negro aumentaba cada que ella presionaba más su agarre
—¡Suéltame, me haces daño!
La alfa lo empujó, haciendo que la cabeza del peli-negro chocara fuertemente contra la pared. Lo soltó al oír el quejido alto de dolor. YoonGi pasó sus dedos en la zona afectada, sintiendo que un líquido caliente. YoonGi se quejó, comenzando a llorar de manera nerviosa.
—Oh, no, no, mierda—se agarró el cabello, tirando de él. ¿Qué estupidez había hecho? Santo cielo—. L-lo siento yo...
El omega la miró, con lágrimas cayendo por sus mejillas. Su corazón latía muy rápido, sentía como si retumbada entre sus costillas.
—Estás loca, ¡te volviste loca!—soltó una carcajada, preso del ataque de nervios—, eres una... Una...
Se quedó callado, abrazándose a sí mismo para dar media vuelta sobre su propio cuerpo y bajar las escaleras otra vez.