Min YoonGi ama el dinero de Jisoo, las joyas que le obsequia, la ropa que le compra y las tarjetas de crédito que le otorga. Jisoo piensa y cree firmemente que YoonGi está muy enamorado de ella, y el hijo de la mujer sabe con certeza que ese omega l...
“Un día me amas, luego te olvidás.” Vienes y te vas, William Luna
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La mañana comenzó a las doce del mediodía para cierta persona con cabello negro. Se levantó desorientado, no entendía porqué estaba recostado en el sofá y no en su cama, hasta unos minutos después que los cables en su cabeza hicieron contacto y recordó dónde había estado toda la noche.
Bostezó mientras estiraba su cuerpo, y se metió al baño en la habitación de huéspedes para asearse rápidamente. Al salir siguió el aroma delicioso que lo guió a la cocina, pero no halló a quien en verdad quería ver.
—Hola, omega—se volteó a saludar con una enorme sonrisa al verle con el cabello despeinado—. Qué bueno que despiertas, amor.
—Si, si—murmuró sin muchas ganas, apoyándose en la mesada a un metro de la mujer.
Ninguno se había acercado al otro para reclamar sus labios, era extraño, YoonGi se estaba sintiendo un tanto incómodo con la situación.
—Y cuéntame, ¿Recibiste mí regalo?—preguntó con emoción, mientras picaba verdura en una tabla.
Oh, el regalo. El omega había olvidado de escribirle al momento en que había llegado el paquete, se distrajo con otra cosa. Y esa cosa, había desaparecido otra vez. Le urgía saber dónde estaba, pero no podía preguntarle a ella o iba a ser sospechoso porque supuestamente ellos no se llevaban demasiado bien.
—Si, por supuesto. Me encantó, todo estaba muy bonito. Olvidé mandarte una selca por qué me puse a hacer otras cosas.
—No te preocupes, amor—se rió un poco. El omega se le acercó, quería abrazarla aunque fuera un momento, pero ella puso sus manos en el pecho del chico para alejarlo—. ¿Porqué no vas y te das una ducha, bonito? Tienes olor a transpiración, y un aroma raro de perfume que no es muy rico.
—Oh, c-claro, está bien.
—En mi tocador hay mucho maquillaje, puedes usar lo que quieras. Parece que no hubieras dormido nada, tienes unas ojeras enormes y no te ves bien—arrugó la nariz—. Date una ducha, ponte bien bien bonito, almorzamos y salimos a dar un paseo al rato.
—Está bien, alfa—disimuló una sonrisa—, ¿Sabes dónde está Jimin?
La alfa lo estaba hiriendo, entonces, le pagaría con la misma moneda. YoonGi festejó para sus adentros cuando la sonrisa en el rostro de Jisoo se difumino un poco.
—Está durmiendo, supongo—se encogió de hombros—. ¿Porqué me preguntas?
YoonGi no le respondió, simplemente se dió media vuelta y caminó en dirección a la segunda planta. No lograba entender cual era el problema en caso de llevarse bien con el chico, ¿no era lo que ella había querido en un principio? Además, no tenía nada de malo si eran de razas diferentes. Eso era quizá algo que le había empezado a molestar.
