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Y está es mi historia, querido diario... Ah! Lo siento! Soy una mal educada. Ni siquiera te conozco y ya estaba a punto de empezar a hablar como loca y decirte toda mi vida. Primero me presentaré y luego te cuento con mucha calma o quizás ninguna. Mi nombre es Agatha, soy estudiante de Música, vivo con mis padres y mis mal agradecidos gatos. Solo me buscan para que los alimente y si los intento cargar arañan mis brazos y cara, una vez casi pierdo un ojo... Sabes qué? Saltaré la parte aburrida que sé no te interesa e iré al grano. Nunca he tenido novio, ni siquiera he dado mi primer beso. Así es, soy virgen de los pies a la cabeza. ¡Qué horror! Acabo de cumplir los 27, quizás sea hora de unirme a ese club de famosos muertos. Hay una gran probabilidad de que en el más allá encuentre algún alma en pena tan desesperada por compañía como yo. ¡Está decidido! Un día antes de mi cumpleaños 28 me suicidaré... Ya me dejé llevar otra vez. Perdón,lo que dije solo fue una broma. Los problemas mentales y el suicidio son temas muy complejos. A veces tomo confianza muy rápido y digo estupideces que en mi mente parecen ser comentarios inteligentes y graciosos. Te aviso que lo seguiré haciendo.

¡Agh! Mi inexistente vida amorosa es horrorosa! Sé que no debería decirlo, pues ahora estoy metida en eso de la ley de atracción, el agradecimiento, positividad y toda esa basura espiritual que está de moda entre los jóvenes, pero para ser sincera no me ha servido una mierda. Lo siento, pero no puedo acostarme en una cama, cerrar los ojos e imaginar que estoy con el chico de mis sueños. Seguro te preguntas la razón, si hacer eso parece fácil. Para mí no lo es, pues ese chico por el que digo estar loca de amor en realidad no me gusta. Solo fue el primero que mostró un mínimo interés en mí. Bien, bien, no mostró ningún interés, solo dijo "Hola" y yo de inmediato me obsesioné e inventé toda una película entre nosotros. En realidad no lo quiero, solo estoy como ya lo mencioné antes, desesperada por amor.

Mentiría si te digo que no sé porque mi vida amorosa es algo que no existe. Soy grosera, no me gusta hablar y cuando lo hago digo cosas fuera de lugar que asustan a cualquiera. Sin embargo, ninguna de esas es la razón de mi eterna soltería. Estoy casi segura que todo se remonta a cuando tenía 8 años. Llegó un niño nuevo a la escuela y como era de esperarse, debido a mi belleza y gran personalidad de ese entonces, se enamoró perdidamente de mí. Un día me dejó una nota en la mochila confesando su amor y yo molesta lo llevé a la dirección. Pobrecito, me amaba tanto como un niño puede hacerlo... yo siempre lo ignoré. No me interesaba en lo absoluto, pues estaba muy ocupada criticando y excluyendo de todo a las otras niñas del salón, también jugaba muy seguido a las muñecas. Creí que el karma lo entendería, pero al parecer no lo hizo y ahora estoy condenada a vagar por el mundo sin pretendientes. Bueno, si he tenido, pero los he ignorado a todos. Creo que moriré sola y peor aún, virgen, pero prefiero eso a estar con alguien a quien no amo. A excepción claro, de un príncipe europeo con dinero. Me obligaría a amarlo, pues a veces hay que hacer sacrificios.

Tenía pensado narrar toda la historia en orden cronológico, pero necesito contarle a alguien lo que está sucediendo en este momento. Una mini historia de amor unilateral, nada nuevo. Hace un par de semanas descargué una app para hacer amigos y ver lives de otras personas. Obviamente no estoy interesada en eso, solo quería conocer a un novio europeo. Pasaron los días y no conocí a nadie con quien pudiese mantener una conversación, hasta que vi el perfil de un chico noruego de 25 años. No soy amante de los rubios, prefiero los morenos y negros, pero este chico se veía tan cool en su patineta. Cabello largo y lacio parecido a los rayos del sol, ojos extremadamente azules y una cara de drogadicto, perdón quise decir cara somnolienta. Realmente quería estar cerca de él. Le envié una solicitud de amistad y como era de esperarse la aceptó, seré sincera yo parecía una diosa en las fotos que subí a la app. Era una fecha especial y para no dejar morir la conversación le comenté que ese día se abría el portal 21, el cual llamaba a curar las heridas de la niñez. Él se mostró muy interesado en el tema, así que decidimos continuar la conversación en una app más privada que ambos tuviéramos. Todo parecía perfecto, después de hablar por más o menos una hora ya me imaginaba casada y con hijos en Europa. Lo sé, lo sé, es extremadamente precipitado, pero juro que no puedo evitarlo, mi mente hace lo que se le antoja conmigo y yo solo puedo tomar asiento y ver como todo eso que imagino se destruye en poco tiempo. Es como si en mi interior vivieran dos personas diferentes, es desesperante.

Hablamos de su fiel creencia en Jesús y de cómo su amor lo salvó. Cuando me dijo eso, a mi otra yo, (la loca que se enamora en dos minutos), se le iluminó el corazón. Este chico es el indicado, pensó... Yo también lo creí, hasta que le pregunté qué se encontraba haciendo y respondió que algo "Sucio". ¡Aaaaaahhhhhh! No otra vez, no otra vez. Todo se derrumbó, el chico era un pervertido más de internet que solo le interesa el sexting. Con mis ilusiones rotas debía dejar de hablarle de inmediato, eso pensé yo. Sin embargo, mi otra yo, la desvergonzada, desesperada por amor que ahora cree en el mundo espiritual y que nadie es realmente malo pensaba otra cosa. Estaba convencida de que debía darle otra oportunidad, ya que alguien que hablara de Dios como él lo hacía no podía ser un pervertido. Además fui yo quien preguntó qué se encontraba haciendo, claramente tuve la culpa. 

El diario póstumo de ÁgathaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora