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En mi primer año de universidad tuve una amiga, digo tuve porque ya no forma parte de mi círculo social. Decidí seguir un rumbo distinto al de ella, pues solo hablaba conmigo para quejarse de su "relación" y pedir consejos que nunca seguía. Era un amor a distancia y ya sabes lo que dicen sobre eso... La pobre chica al igual que yo no poseía una pizca de amor propio. Todo el tiempo decía que se sentía terriblemente triste. Su estado de ánimo dependía de su relación. El chico con el cual salía era un témpano de hielo, incapaz de expresar sus sentimientos. Esa no era la peor parte, trabajaba desde su casa creando videojuegos y nunca tenía tiempo para ella. Lo repetiré de nuevo. NUNCA TENÍA TIEMPO. No estoy exagerando, en un buen día le enviaba 3 mensajes con horas de diferencia. En los malos días dejaba de responder a sus mensajes sin avisar, a pesar de que siempre tenía el celular en su escritorio. Una vez se fue de viaje a otra ciudad y no le contestó en dos días. Lo peor de todo es que siendo una relación a distancia él nunca quiso realizar videollamadas. Creo que solo lo hicieron una vez. Él decía que no se sentía cómodo, pues le daba ansiedad. Sin embargo, no sentía ansiedad cuando le enviaba fotos de su trasero. A pesar de todo eso él aseguraba amarla, ella en algún momento le creyó. Lo sé, totalmente patético. Aunque estaba harta de ella por llorona, la verdad en ocasiones sentía mucha pena. En realidad se enamoró y él...bueno, a él le gustaba sextear con ella.

Esto fue algo que ella le escribió cuando por fin decidió alejarse. Estaba a punto de enviarlo, gracias a Dios yo se lo impedí. Nunca debes estar en una relación en donde no te sientes amada y realmente valorada. No importa cuánto ames a la otra persona, mientras más tiempo te quedes ahí, más profunda será la herida y cuando por fin te vayas(porque tendrás que irte), la herida tardará una eternidad en sanar.

No sé qué fuimos, tampoco sé si realmente nos conectamos. Solo sé que duele estár separados, quererte a mi lado y no tenerte. Sin embargo, duele más tu indiferencia, pues estoy siendo obligada a entender algo que no he querido aceptar. Amor no es la palabra que define tus sentimientos, quizás deseo carnal. Quisiera hallar otras palabras, pero no se me ocurre ninguna otra, es que siempre fuiste tan cerrado con tus emociones que aún ahora es difícil encontrar la manera de describirte.

Parti, tuve que hacerlo. Seguro te preguntas la razón si yo decía amarte. Tú igual lo dijiste, pero yo sufría y tú no hacías nada, estaba herida y tú solo mirabas. Yo sangraba y tú te lamentabas, nunca intentaste hacer que la herida curara.

Sí, me alejé, no porque no te amara, lo hice porque aunque te amé, me amo más a mí.

Estando a tu lado sentía mucho dolor y desasosiego. Cuando amas tanto a alguien cualquier cosa que hace te hiere. Para ti pueden ser situaciones estúpidas. Sin embargo, para mí son gritos de tu parte que dicen que no me amas.

Yo aún te amo. ¿Qué sientes tú por mí?

Patético, verdad? Yo también lo creí la primera vez que tuve la oportunidad de leerlo. Sin embargo, ahora con un poco más de experiencia, no la juzgo tan duramente como lo hice aquella vez. Cuando nos enamoramos y no estamos preparados psicológicamente, entramos en trance. La persona a la que creemos amar se convierte en nuestro aire, nos creemos incapaces de respirar, seguir viviendo sin ella. Todo se vuelve muy doloroso, pues aunque esa persona no actúe de la forma en la que queremos...seguimos ahí. En nuestro interior queremos marcharnos, pero cada vez que nos alejamos el dolor se vuelve insoportable y por momentos pensamos morir. Al final regresamos y todo se convierte en un círculo de dolor que puede durar meses o años, depende de la fuerza de voluntad de la persona.

Después de meses separada de él, meses llenos de días monótonos en donde ella solo deseaba morir, noches de llanto desgarrador y de jurar por su vida que jamás regresaria con él, incluso si le rogaba poniéndose de rodillas, mi amiga regresó con su novio. No, él no le rogó, tampoco le pidió volver, de hecho nunca la buscó. Ella le pidió regresar.

En ese entonces, estuve muy enojada, no entendía cómo regresaba una y otra vez al lado de alguien que solo la dañaba.

"Estoy destrozada. Regresé con él, pero todo sigue igual. Me duele su indiferencia y el hecho de que una vez más me he traicionado a mí misma. Quiero irme, pero no soy capaz. Ahora solo deseo morir para tener un poco de paz".

El día que entre sollozos escuché estas palabras, supe que ella necesitaba mucho apoyo. Es verdad que a veces se comportaba de forma equivocada. Sin embargo, comprendí, que no lo hacía a propósito, en realidad ella deseaba salir de esa relación tóxica, pero no sabía cómo, así que desde ese momento me propuse ayudarla a liberarse. Le hice una cita con la que en ese entonces era mi psicóloga y constantemente la llevaba a lugares divertidos para que distrajera su mente. Lo sé, soy la amiga perfecta, lastima que no todos saben apreciarlo. Luego de dos meses de constante acompañamiento, vi una publicación en las redes sociales que me descoloco e hizo que sintiese arrepentimiento.

Carla había dado el sí, le dio el sí al chico que peor la ha tratado en toda su vida. Esa persona que nunca mostró empatía por sus sentimientos. Cada vez que se peleaban, aunque el error fuese de él, era ella la que siempre terminaba pidiendo perdón, rogando para que se quedara a su lado. No voy a mentir, estaba decepcionada, por otro lado ella parecía muy feliz. El post que le dedicó describe lo feliz y afortunada que era ella al tenerlo a su lado.

Le deseo lo mejor, pero ese día, la eliminé de todas mis redes sociales, por su parte, ella nunca trató de comunicarse conmigo. A veces siento curiosidad por saber qué hace de su vida, aunque estoy segura que no hay mucho que asumir, es obvio lo que debió haber pasado con ella y su relación...fracaso e infelicidad. ¿Por qué te cuento esto? No sé, hoy la estuve recordando y también creo que solo quería desviar la atención de mi patética vida.

El diario póstumo de ÁgathaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora