¡Qué asco! No lo puedo creer, ¿por qué todo lo malo debe sucederme a mí? ¿Por qué no a otra persona? Nunca había experimentado tanta vergüenza. No, no me descubrieron teniendo sexo en el baño, pasó algo mucho peor. El chico guapo del avión no se encontraba nervioso debido a que yo estaba ahí. Al parecer ese era su primer vuelo, pues desde niño le ha tenido fobia a las alturas. El hecho de que yo le mencionara que podíamos morir en un accidente aéreo no hizo las cosas más fáciles. Corrió al baño no porqué estuviese desesperado por tener sexo, ya te puedes imaginar la razón.
Discretamente coloqué perfume en mi parte íntima, retoqué el desastre de maquillaje que llevaba y de la forma más natural fui hacia el baño. Toqué varias veces, pero el chico no abrió la puerta, así que la empujé. ¡Gran error! Lo encontré vomitando como loco, sentí enojo y decepción, ya no podría perder la virginidad en el baño de un avión. Debía conformarme con una primera vez ordinaria y carente de adrenalina. Estaba a punto de cerrar la puerta e irme, pero el chico parecía tan enfermo y desesperado que decidí ayudarlo. ¡Segundo gran error!
Bajé la palanca del inodoro, pues el olor comenzaba a hacerse presente. También decidí quitarle la camisa y tirarla al zafacón, estaba muy manchada. Tenía los abdominales bien marcados y sus labios antes de estar cubiertos por vómito se veían muy apetecibles. Era un chico super sexy, lastima que se encontrara en aquella deplorable situación.
Dejaré de hablar por un momento de lo bien que se veía y continuaré con la parte vergonzosa. Mientras que por supuesto de manera inocente yo limpiaba su pecho con una toalla mojada, alguien entró al baño. No sé si se trataba de su esposa o novia, pero estoy segura de que tenían algún tipo de relación amorosa. Esa mujer como si de un momento a otro hubiese sido poseída por un demonio del bajo astral se abalanzó sobre mi cabeza... Siempre llevo con orgullo mi gran cabellera afro, pero en la mañana decidí que usaría una hermosa peluca de cabello largo y ondulado. ¡Otro gran error! ¡Dios mío! ¡Qué vergüenza! Al subir al avión pasé 20 minutos explicándole a una señora la forma en la que cuidaba aquella ondulada cabellera. Le dejé bien claro que ella jamás podría tener un cabello como el mío a menos que siguiera cada paso al pie de la letra. Al ver como esa endemoniada mujer me dejaba sin cabello, seguro pensó que olvidé decirle el paso en el que iba a la tienda y pagaba 100 dólares por la peluca.
-¿Qué te pasa? ¿Por qué tocas de forma inapropiada a mi hombre? ¡Eres una pervertida!
Esa endemoniada mujer gritó cosas peores, pero he decidido omitirlas. No vale la pena ensuciarte con groserías tan horribles. Lo peor de todo no ha sido la vergüenza y el mal rato pasado. No sé cómo pudo hacerlo, pero convenció a todos en el avión de que yo era una abusiva que solo me quise aprovechar del estado de su hombre. Al principio las personas dudaron de esa acusación, pero entonces la señora a la que antes le presumí falsa cabellera (Maldita hija de perra, espero que cada vez que peines tu cabello se vaya cayendo poco a poco, hasta que solo queden tres miserables pelos en tu cabeza. Que cada día trates con desesperacion ocultar tu calvicie, usando extenciones tan baratas que hasta un ciego sea capaz de ver tu falta de cabello) se levantó de su asiento y aseguró escuchar cuando yo le dije que haria cualquier cosa por tener sexo con él en el baño. ¡Agh! "La endemoniada mujer," le sigo diciendo así porque nunca supe su nombre, dijo que prefería no continuar con el viaje si yo iba en el mismo avión. Y si, así fue como terminé con olor a vómito, sin cabello y varada en el aeropuerto de París a la espera del siguiente vuelo a Viena que llegará en exactamente 28 horas. No sé si reír por lo hilarante de lo que acaba de suceder o empezar a llorar en este instante debido a la vergüenza que siento. Todo por sexo y nisiquiera lo obtuve. Un cuadro triste, totalmente patético.
Creo que iré al baño a llorar, nunca he soportado a esas personas que lloran en público solo para llamar la atención. Yo lo he hecho muchas veces, pero ya sabes cuanto me odio. La forma en la que actuó, mi horrible cara llena de espinillas y mi cuerpo... desde que engordé siento que nada luce bonito en el. Antes pensaba igual, pero ahora me miro al espejo y solo veo un cuerpo y cara deformada. Siento que soy menos. Veo como la gente cercana a mí logra las cosas que yo deseo tener. Trato de sentir alegría por ellos, repetir una y otra vez, que no debo pensar tanto, que tengo que vivir un día a la vez, pues la vida no es una carrera, cada quien tiene su propio camino y tiempos. Sin embargo, todo lo que logro sentir es como un gran hoyo se abre en mi estómago, provocando desasosiego y dolor en mi alma. Luego aparece una voz suave que susurra una y otra vez que nunca lograré nada.
Lo siento, creo que iré al baño ahora, sino lo hago empezaré a llorar aquí. No, no lloraré por lo sucedido dentro del avión. Lloraré por otras cosas. ¿Qué cosas? Solo tú las conoces. Ven, vamos, lloremos juntas. Sé que también quieres hacerlo. Saquemos a través de las lágrimas todo aquello que nos ha dañado. Aunque todo eso vuelva pronto a entrar en nuestras almas, lograrémos experimentar un pequeño alivio.
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El diario póstumo de Ágatha
RandomÁgatha murió debido a que tenía el corazón roto y dejó como prueba un diario en donde narra cómo es vivir cada día cuando tu corazón está hecho pedazos.