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Llevo dos semanas en Viena, dos semanas llorando y sin salir a ningún lado. Las aplicaciones para pedir comida han salvado mi vida. Las clases aún no inician, pues decidí adrede venir un mes antes para explorar la ciudad y acostumbrarme a ella antes de tomar clases. No contaba con que la depresión se iba a adueñar de todo. Lo peor es que todas mis compañeras de piso son mujeres, quería refrescar la vista viendo algunos hombres europeos. Harta de todo esto, hace dos días instalé Tinder. ¡Uf! Hay infinidad de hombres guapos para escoger, pero si te soy honesta, ninguno llamó mi atención, solo caras bonitas y cuerpos medio desnudos. Aun así, esta noche tengo una cita con uno de ellos, tengo 3 más para los siguientes días en caso de que esta salida no funcione. Ya sabes lo que dicen "Mujer precavida vale por dos".

Estoy un poco decepcionada, tenía la esperanza de encontrar un perfil parecido al del noruego drogadicto. Hace mucho dejamos de hablar y siempre lo extraño. Yo le dije que no le escribiría más, pues no veía su interés en hablar, parecía que mis mensajes le molestaban. Pensé que respondería a ese mensaje diciendo que mis pensamientos eran erróneos... Luego de once horas contestó con esto "??" ¿Qué mierda significan dos signos de interrogación? ¿Qué quería saber? ¿Por qué la gallina cruzó la calle? ¿Por qué el cielo es azul? ¿Por qué el no puede conseguir sexo real y debe conformarse con sexting? En fin, tengo la certeza de que hablaremos otra vez, estamos destinados a vivir una historia de amor, no de odio y desplantes. Hmmm, a partir de ahora lo llamaremos Michael, no, no, ese nombre parece el de un vividor fracasado que obtiene su dinero acostándose con mujeres viejas y con obesidad mórbida que se niegan a buscar ayuda. Mejor lo llamaré Bello Durmiente, sé que es un nombre cursi, pero ya no quiero llamarlo noruego drogadicto. El bello durmiente es una forma linda de hacer alusión a que sus ojos lucen somnolientos como los de una persona que se ha drogado. ¿Sabes que? Lo que acabo de decir es una estupidez, lo llamaré King. No me mires de esa forma, por favor, no juzgues la forma en la que estoy actuando. Solo estoy aferrada a lo único que mi otra yo cree tener. No puedo dejarla sola, pensar en ese amor es lo único que trae ilusión a su vida. Durante mucho tiempo la he juzgado y hablado con palabras hirientes. Quiero dejarla fluir y si las cosas no salen como ella lo espera, entonces aprenderá una valiosa lección. Ya no quiero cargar con emociones suprimidas, nadie debe hacerlo.

Durante el primer semestre que cursé en la Universidad, por error tomé una asignatura para la cual aún no estaba preparada. Quise retirar la materia, pero ya era tarde. Las prácticas semanales eran en extremo difíciles, en cada una de ellas siempre hacía un gran esfuerzo y hasta un poco más. Sin embargo, nunca era suficiente, siempre hacía algo mal... ni siquiera lograba obtener la mitad de la calificación de cada práctica. Aún así seguía poniendo esfuerzo, incluso viajé a otra ciudad para que alguien me prestara su ayuda, estaba en realidad comprometida. Durante todo el semestre le oré a Dios para que yo pudiese pasar la asignatura, le profesé plena confianza. Estaba segura que él había visto todo el esfuerzo que hice, si me basaba en eso, no existía ninguna posibilidad de reprobar. Faltando toda una semana para que acabara el semestre, entregué la práctica final, tenía un valor de 20 puntos. Yo necesitaba obtener un 11 para aprobar la asignatura con calificación mínima.

Recuerdo que una noche mientras lavaba los platos, llegó un mensaje a mi celular; el profesor ya había publicado las notas. No te lo voy a negar, los nervios se apoderaron de todo, un gran nudo apareció en mis entrañas. Con las manos temblorosas entré primero al correo electrónico para ver la calificación del último trabajo entregado. Todo se fue abajo, empecé a llorar como loca, me sentí sola, destruida, por completo desprotegida. Para aprobar con la nota mínima necesitaba un 11, el profesor me colocó un 10. Seguro piensas que soy una exagerada, pero en realidad no lloraba por la materia reprobada, lo hice porque en ese momento comprendí que estaba sola. Si no podía confiar en Dios, en quien puse mis esperanzas de pasar esa asignatura, ¿quién quedaba? ¿En quién más podía confiar? Si no puedo confiar en Dios en, ¿quién más? ¿Ahora entiendes porqué me sentí desprotegida? Creo que te he hecho muchas preguntas al mismo tiempo. No te preocupes, no es necesario que contestes ninguna. Al final esa historia tuvo un buen final, cuando entré a la plataforma de la universidad para ver la nota oficial, el profesor me aprobó con la nota mínima. Fui la más feliz, de inmediato esas lágrimas de tristeza se convirtieron en lágrimas de alegría.

Lo que te he contado tiene una razón. King es un chico común, pero no he sido capaz de olvidarlo. Siempre le tuve mucho miedo a la muerte, la forma en la que moriré, lo incierto del más allá provocaba terror en mí. Aunque aún no tengo el suficiente amor propio, la espiritualidad ha sido de gran ayuda para perder el miedo a la muerte. Ahora sé que esta vida que ahora experimento es solo una más de muchas. He elegido todo lo que estoy viviendo, pues necesito aprender estas lecciones terrenales. La espiritualidad me ha enseñado tanto, lo más importante es que ha traído paz a mi vida. Saber que no importa todo aquello por lo que deba pasar, eso tendrá un propósito y con suerte las cosas terminarán bien. Ya no le temo al infierno, pues ese fuego que quema vive dentro de cada uno de nosotros.

Tengo tantos pensamientos que salto de una idea a otra sin concluir ninguna. Te lo diré sin rodeos, lo que quiero explicar es que con King estoy pasando por una situación similar a la de la asignatura que seleccioné cuando inicié la Universidad. En la espiritualidad encontré un refugio de esperanza. No le pedí al universo que me ayudara a que la relación entre King y yo funcionara. Le pedí señales que me confirmaran que yo no estaba loca al pensar que entre nosotros hay una conexión espiritual y que por lo tanto no debo perder la esperanza de que en un futuro habrá algún tipo de relación. Todas las señales han sido positivas. El universo no miente.

Seguro estás pensando que soy patética, que he llevado todo esto muy lejos, No te culpo, también lo creo, pero no puedo decirle eso a la otra yo. De todas formas no estoy haciendo nada malo, nunca le he rogado, no le he hablado, tampoco pienso hacerlo a menos que él lo haga. Solo estoy apoyando a la otra yo, a esa niña interna cuya herida de abandono y traición está sangrando. No te voy a negar que todo esto es desgastante, deseo no haberlo conocido. Sin embargo, sé que más allá del apego que siento hacia él, esta situación descabellada que estoy viviendo es algo que debía acontecer. Todo lo que nos sucede, aunque en el momento no lo entendamos es para un bien mayor. Confío en la vida, tú también deberías hacerlo.

(NOTA: Esta soy yo releyendo mi diario mucho tiempo después. Spoiler alert!!! Nunca más volví a saber de King)

El diario póstumo de ÁgathaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora