Capitulo 24

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Jin

La entrada estaba en mi teléfono, burlándose de mí.

Caffeine Daydreams: Wembley Arena

—Mirarla no hará que esta noche llegue más rápido. Cerré la pantalla y giré la silla para mirar a Riley.

—Quizá no debería ir.

—No empieces otra vez. —Riley me había acorralado tras mi reunión con Becky y me había obligado a soltar la lengua—. ¿Has intentado llamarlo?

—Sí. Sigue bloqueado. —Se me revolvió el estómago. Con todo lo que me había dicho Becky y mi investigación para el artículo, ya no creía que aquella noche hubiera sucedido como Kevin decía—. Pensé que después de publicar el artículo se pondría en contacto conmigo, pero...

—No le des demasiada importancia —dijo Riley con firmeza—. Tienes que ir esta noche. ¿Qué es lo peor que podría pasar?

Dado que mi plan consistía en abrirme paso hasta la parte delantera del escenario y dar saltos, con la esperanza de captar la atención de Jungkook... muchas cosas podían salir mal.

—Podría no verme. O puede que sí, y entonces podría ignorarme. O hacer que me echaran.

—¿Y cómo te haría sentir eso?

—Con el corazón roto. —Lo sabía sin ninguna duda—. Me destriparía. 

Riley se encogió de hombros.

—Ya tienes el corazón roto, así que no dejes que eso te asuste. Pero si os vais y acabáis reconciliándoos, ¿qué significará eso?

Exhalé un suspiro.

—Todo. Aunque ni siquiera estoy pensando en eso. En este momento, daría cualquier cosa por tener la oportunidad de aclarar las cosas con él.

Odiaba que nuestro último encuentro hubiera estado lleno de amargura e ira. Ahora que comprendía hasta qué punto Kevin les había estado jodiendo, deseaba más que nada hablar con Jungkook.

El hecho de que siguiera bloqueado lo decía todo. Jungkook no estaba preparado para hablar conmigo. No tenía el número de ninguno de los otros miembros de la banda. ¿Por qué iba a tenerlos? No era como si los necesitara. Como la mayoría de los famosos, Jungkook no se ocupaba él mismo de sus cuentas en las redes sociales. Me había devanado los sesos intentando encontrar otra forma de contactar con él, e ir al concierto de esta noche era lo mejor que se me había ocurrido. Originalmente, este concierto de Londres ni siquiera había estado en la gira. Podía agradecérselo a la avidez de Kevin.

—Me sorprende que no hayamos tenido ninguna reacción por el artículo, sobre todo teniendo en cuenta que se hizo viral.

—Cuéntamelo. —Me pasé una mano por el pelo. Pensaba que Kevin era sospechoso, pero ni en un millón de años había esperado descubrir el nivel de fraude que había descubierto. Además, era tan fácilmente accesible. Las cuentas de la banda se podían encontrar en el sitio web del Registro Mercantil. No hacía falta ser un genio para darse cuenta de que no declaraban ni de lejos tantos beneficios como deberían. Lo que significaba que estaban evadiendo impuestos... o que alguien se había embolsado más de lo debido.

Más investigaciones descubrieron que su contable no era otro que el cuñado de Kevin. Había sido bastante fácil encajar las piezas.

A mis jefes les había encantado la publicidad, pero todos esperábamos oír... algo. Aunque me había cuidado de no señalar con el dedo a los culpables, no hacía falta mucha fuerza mental para descubrir el cuadro que había pintado.

—Sigo esperando a que caiga el otro zapato.

—Ya sabes lo que dicen: ninguna noticia es una buena noticia.

★Él lo vale todo★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora