El juego de la "familia perfecta" duró poco menos de lo que canta un gallo. Ni siquiera había pasado una semana y ya mis tíos habían hecho sus maletas y se habían largado nuevamente, como cosa rara (nótese mi sarcasmo) dejando una nota sobre la encimera a manera de despedida.
Estaba por sentarme en el sofá a ver un juego de baseball cuando me fijé en Donovan, quien bajaba las escaleras desganado y con el bolso casi a rastras.
—¿Algo nuevo que contar? —pregunté, dejándome caer en el sofá.
—Creo que le rompí la nariz a la vecina.
La galleta que había estado por meterme a la boca quedó a mitad de camino y mis ojos se abrieron en demasía.
—Pero ¿fue sin querer o lo hiciste a propósito?
Debía cerciorarme de cual fue su intención porque no era la primera vez que lo hacía, eso lo sabía yo que más de una vez le había reñido por teléfono por lo brusco que era.
—Bueeeeno... —se tronaba los dedos como ganando tiempo —puede que haya sido un poco de lo segundo, ¿pero es que qué persona que está en pleno juego de vóleibol no está pendiente de a dónde vuela el balón?
Por lo visto, la vecina era ese alguien.
—Cuando te metas en problemas yo no voy a intervenir. Y si es con la vecina, menos, te mereces que te partan la cara por imbecil. ¿No puedes ser un chico normal y solo invitarla a salir y ya?
—No voy a invitar a salir a alguien que no me gusta.
—¿Seguro que no te gusta? Porque las historias románticas actuales van mayormente de ese chico imbecil que es el bully de la chica tonta porque en secreto está enamorado de ella, pero como una parte de su cerebro no se desarrolló completamente, cree que haciendo eso va a conseguir más que siendo amable.
Su ceño se frunció ligeramente, siendo muestra de que estaba repitiendo mis palabras. Estaba buscándoles el sentido que no encontró a la primera.
—¿Acabas de llamarme retrasado de manera sutil? —terminó por preguntar.
—Para nada, ¿Cómo me crees capaz de meterte en el mismo saco con personas que sí tienen deficiencia intelectual? Eso claramente sería un insulto para ellos, y no lo merecen.
—Cómo sea, no me gusta y punto, solo me exaspera que no deje de subirse a ese árbol para espiarme.
No me convencen sus palabras, por eso mi ceja alzada le dejaba claro que a mí no podía mentirme.
—Ya, pero bien que podrías dejar de pasearte casi desnudo o incluso podrías cerrar la ventana.
—Estoy en mi casa, puedo andar como se me de la gana... —no le dejé seguir.
—Y ella en la calle, puede ver lo que quiera y si ese "lo que quiera" se pasea por su ventana casi en pelotas no le pidas que se tape los ojos.
Hizo una ademán con la mano como para dejar en claro que ya no iba a seguir con la misma conversación.
—Como sea, me largo porque ya me perdí las dos primeras clases. —abrió la puerta y antes de cerrarla se giró a verme —Por cierto ¿podrías ir más tarde a firmar una nota en la dirección? Se lo hubiese pedido a Lilly pero ya lo he hecho mucho durante los últimos meses.
Menos de una semana aquí y ya tengo que andar cargando con sus desastres. Espero que venirme acá y no haberme ido a otro lugar sí haya sido una buena decisión.
—¿Y ahora qué hiciste?
—Me metí en una pelea hace un par de semanas. ¿Vas a ir sí o no?
Ni siquiera me molesté en responderle, solo asentí y luego de eso por fin se marchó.
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La versión de Alan
RomanceEsto básicamente es TENTACIÓN narrado desde el punto de vista de Alan, sus pensamientos, cocitas inéditas y los momentos que a más de uno hicieron sentir vergüenza ajena. Por si acaso eres un lector vagando por estos lares a ver que consigues, te in...