X ⚛Si crees que te fue mal, seguramente hay alguien a quien le fue peor ⚛

683 96 19
                                    

Cuando tomé asiento tras el volante lo primero que hice fue verme en el espejillo, mi nariz estaba roja y aunque de momento no me dolía; sabía muy bien que cuando pasara el efecto de las pastillas el dolor sería insoportable. Lo había vivido de chico cuando me caí de cara contra la acera, de adolescente cuando me metí en una pelea en el instituto y ahora, cuando sin querer me golpearon con un casco.

Encendí el auto y lo puse en marcha, en un principio tenía planeado volver a casa y dedicarme a no hacer nada pero eso cambió cuando recibí un mensaje de Thomas invitándome a casa de sus padres. Eso era definitivamente mejor que estar solo en esas cuatro paredes oyendo el eco de mi propia voz.
Como siempre hacía, me detuve en una pastelería para comprar algún postre y por fin llegar a casa de los Backer. Los brazos de Lilly  me recibieron, cálidos, en un abrazo afectuoso como siempre que me veía, se hizo a un lado y pasé directo a la cocina para dejar el flan sobre la encimera, pensé que Roger y Thomas se encontrarían sentado en el sofá viendo algún partido, pero no. Eché un vistazo al rededor y simplemente no había rastro de ellos, pero sí de una bulla proveniente del patio trasero.

—Los demás están afuera. —Informó Lilly, tomando unos cuencos con con ensalada y puré de patatas. Tomé uno para ayudarla y la seguí al exterior.

En el patio estaban aproximadamente 8 personas. Thomas tumbado en una reposera bajo la sombra, con una lata de cerveza en la mano derecha y la vista clavada en su teléfono. Roger frente a la parrilla volteando la carne y hablando con otro hombre de aproximadamente su edad, quizás un poco mayor. Una mujer de quizás unos 50 años;  dejando en la mesa un plato frente a cada silla, unos niños que por lo visto eran gemelos; persiguiendose entre ellos y una chica sentada de espaldas a mí.

—Cariño, Alan llegó. —informó Lilly y de inmediato su esposo se acercó para saludar con  una palmada en el hombro. —Quizás no lo recuerdes porque estabas muy chico la última vez que los vistes pero, ella es mi hermana, su esposo Dan y sus hijos.

—Mucho gusto, encantado de volver a verles. —estreché la mano de la pareja. Hice lo mismo con la chica y luego de que me sostuviera la mano por más tiempo del necesario me alejé yendo hacia donde estaba mi amigo.

—¿En serio no los recuerdas? —preguntó apenas me dejé caer en la reposera vacía a su lado. Negué. —Mis tíos que viven en Liverpool, su hija que cuando tenía diez años y vinieron de vacaciones la primera vez que te vio se enamoró de ti. ¿Te suena? —volví a negar. —En fin, por la mirada que te está echando me hace ver que no se ha olvidado de ti, aunque tú ni recordarás su existencia.

Nos entretuvimos hablando, él contándome como le había estado yendo en sus salidas con Fabiana, del día que había ido a visitarla porque estaba sola en casa y cómo es que pasó de estar sentado en el sofá de la sala a estar sin pantalones  escondiéndose debajo de la cama, mientras oía al padre de la chica tener una conversación con ella.

—Te juro que no estábamos haciendo nada —recalcó por segunda vez. —Se me derramó el refresco encima y ella se ofreció a sacar la mancha, yo me quedé en su habitación esperando a que ella volviera con mi pantalón y en eso escuché la voz de un hombre ¿Qué querías que hiciera, que le diera la bienvenida en bóxer? Me escondí en el primer lugar que me fue visible, hice lo que pude...

—¿Y cómo fue que terminaste frente al hombre estando casi desnudo de la cintura para abajo?

—Había mucho polvo debajo de la cama, estornudé y fuimos descubiertos. No me quedó de otra que salir de mi escondite, el hombre pensó que era un ladrón y me dio un puñetazo, iba a darme otro pero su hija lo detuvo diciendole que yo no era ningún ladrón que se había colado en la casa, no estaba muy convencido pero terminó de creer cuando cayó en cuenta de que qué haría un ladrón casi desnudo en la habitación de su hija.

La versión de AlanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora