XI ⚛Una salida + Un helado = Un beso robado⚛

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"Acepta, anda. Esta vez tú escoges el lugar" —texteé de vuelta.

Me encontraba sentado en el sofá mientras intentaba de todas formas que Venus aceptara salir un rato. Ya teníamos un buen rato en un constante tira y afloja, ella no cedía pero yo tampoco me daba por vencido.

"Debo estudiar para un examen de física mañana" —su respuesta llegó acompañada de una foto en la que se podía ver un libro abierto y varios apuntes.

La última opción que me quedaba era tratar de comprarla. De pequeño funcionaba mucho cuando no quería hacer algo y mi padre me ofrecía algún premio a cambio , supongo que ahorita también podría funcionar en ella.

"Si aceptas salir conmigo te compro un libro, el que tú quieras" —cruzaba los dedos para que sí aceptase, sino me tendría que conformar pasar la tarde en casa.

Me atrevería a asegurar que ni siquiera tuvo que pensar su respuesta porque en seguida tenía un nuevo mensaje de ella.

"En 10 minutos estoy lista" —sonreí al darme por vencedor, sabía que no podría resistirse a la idea de tener un nuevo libro en su estantería.

—Tienes cara de tonto y le sonríes a la pantalla de tu teléfono ¿saldrás con la rara de la vecina? —oí a Donovan hablar así que me volteé y lo encontré al pie de la escalera.

—Ella no es rara, solo es alguien fuera de lo común. —respondí.

—Si, si, bueno ¿saldrás con la fuera de lo común sí o no? —preguntó de nuevo.

—Sí, saldré con Venus ¿por qué? —pregunté de vuelta.

—Curiosidad —se encogió de hombros y caminó hacia la cocina —Pensé que habías conocido a alguien más.

—No tengo interés en conocer a alguien más. —respondí poniéndome de pie y tomando las llaves de mi auto que estaban en la mesa junto a la puerta principal.

Salí de la casa y fui hasta donde estaba aparcado mi auto, tomé mi lugar tras el volante y lo puse en marcha hasta determe un poco más adelante frente a la casa de Venus, toqué el claxon un par de veces y entonces la vi salir de casa. Abrió la puerta y se sentó en el asiento a mi lado, entonces pude detallarla mejor. Sus mejillas estaban sonrosadas, su cabello atado en una coleta alta desordenada con mechones cayendo sobre su rostro.

Estaba preciosa. No sé cómo él tonto de mí primo no había podido ver lo bonita que es ella.

—Sí repruebo mi examen de manaña será tu culpa —dijo, y de inmediato procedió a cambiar de emisora.

Puse el auto en marcha.

—Si repruebas prometo ser tu tutor y comprarte un helado como disculpa. —me observó con una ceja alzada —¿No confías en mí? Me siento ofendido.

—¿Por qué siempre estás invitándome a salir? —preguntó de repente. —¿No tienes más amigos?

—Porque intentó conquistarte pero eres un hueso duro de roer, al parecer necesito mucho más que mi encanto habitual para hacer que te fijes en mí —respondí y puse toda mi atención al semáforo, esperando que cambiara para seguir nuestro camino —Y sí, si tengo más amigos pero prefiero invitarte a salir a ti.

—¿Por qué? —preguntó, de nuevo.

—No voy a besar a mis amigos —respondí, encongiendome de hombros para que pareciera que le restaba importancia a mis palabras, pero la verdad es que sí estaba un poco ansioso por oír su respuesta.

—¿Qué te hace creer que a mí sí puedes besarme?

—Ya lo he hecho antes. —la observé momentáneamente, con una sonrisa entre pícara y burlesca.

La versión de AlanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora