Katherine es la opsecion y debilidad de ambos hombres, cada uno luchará de distintas maneras por ella.
Hasta dónde llegarán?
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Espero querid@s lector@s que se enganchen y disfruten.😊
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Katherine.
No volvió a irrumpir en mi habitación ese hombre; de todas maneras, no iba a poder.
Me aseguré de reforzar bien la cerradura de mi ventana.
Pero mi curiosidad iba más allá. Aunque sabía que podía morir, quería saber quién era él, porque al mirarlo sentía que lo conocía.
Pude sentir una vibra extraña cuando estuvo cerca de mí.
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Mis días en la universidad han sido Muy aburridos; si no fuera por Benjamín, que siempre está para hacer bromas y sus cotilleos, que tanto me divierten, estaría todo el tiempo abrumada pensando en lo sucedido hace tres noches.
-¿Quieres ir al nuevo café?-me preguntó Benjamín, sentado delante de mí. Compartimos la misma materia.
-No sabía que había un nuevo café, pero sí me parece buena la idea.
-Como una cita de mejores amigos, Kathy-Él me guiño y mis mejillas se sonrojaron.
-¡Ok! Me gusta tener una cita con mi mejor amigo guapo-le sonreí por su ocurrencia.
-Bueno, nena, te paso a buscar a las 19:00. Ponte bien chula-decía mientras se levantaba del asiento que estaba frente a mí.
-Tú también ponte guapo, ¿y dónde rayos vas a ir? ¡Perderás la clase!
-Tengo que hacer unas cosas, ya pedí permiso-rió y se fue.
Apenas salió Benjamín, entró el profesor Augusto de química. Me miró sonriendo; ya sabía a lo que iba, pensó que los dos estábamos en algo.
-¡Ni lo diga, profesor! Es mi mejor amigo-sonreí, roja como un tomate, mientras todos miraban.
Solo me dio una mirada cómplice, levantó las manos en modo rendición, se dio la vuelta y dictó los ejercicios.
El profesor Augusto es un hombre de unos 55 años, con pelo y barba blanca, de esos que se visten de traje todo el tiempo y parece que duerme incluso con el portafolios. También te dan ganas de que sea tu abuelo por lo genial que es y de que se vista de Santa Claus para Navidad, por su pancita redondita de tantas donas.
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-Adiós, señor Augusto-le sonreí.
-Que tenga una bonita tarde, señorita Katherine-me devolvió la sonrisa.
Jack fue a buscarme a la universidad; no hubo ningún tipo de intercambio de palabras, así que me limité a mirarlo, pero él siempre rompe el silencio.