-Lo siento, no puedo, es mucha responsabilidad y además, jamás lo he hecho. –
-Lo harás bien, y está desesperado. Necesita urgentemente a alguien que se ocupe de ella.-le seguía diciendo Megan.-Hoy tengo que volver con una buena noticia o me despide.-
Se mordió el labio apenándose, pero no podía ceder.-Mira, comprendo tu situación, pero jamás he enseñado a nadie nada.-
-¿Tienes sobrinos?-le preguntó de pronto. Se abstuvo de responder. Megan continuó:-¿Vecinos con hijos? ¿Jamás te pidieron que se los cuidara una vez?-
Hizo una mueca recordando haber cuidado los niños de su antigua amiga y vecina, antes de que todo se fuera al infierno. Bajó la mirada.- ¡Perfecto!-exclamó Megan como si leyera sus pensamientos.-Será pan comido. Violet tiene 8 años y es super linda, no te dará problemas, lo prometo. Su madre murió recientemente y Tresillian, su padre, necesita urgentemente...-
-¿Una niñera?-
-Tutora. Le darás clases de cosas básicas, no será mucho esfuerzo y la paga es realmente buena. Mi jefe es un ermitaño emocional como socialmente, pero no escatima en dinero. Si haces un buen trabajo te lo compensa con creces.-
-No sé, no sé...- seguía dudando, a pesar de saber que ya no podía volver a su ciudad natal. Ya no existía su antigua vida. Su pasado la, literalmente, cazaría.
Megan posó su mano en su rodilla.-Te lo prometo, será fácil y no por mucho tiempo. Te podrás recuperar del todo en los extensos y espectaculares jardines de su gran mansión...-
Alzó la mirada a sus ojos.- ¿Mansión?-repitió. Megan se sonrió asintiendo.- ¿Pero, quién es él?-
-Tresillian Black.-soltó como si su sólo nombre lo dijera todo. Arabella se le quedó mirando sin tener idea. Megan frunció el entrecejo.- ¿En serio? ¿No le conoces? Tresillian Black...-volvió a decir como si no pudiese creer su ignorancia. Se rió.-El multimillonario, Dios de los negocios Tresillian Black. –Arabella seguía sin que le sonaran ninguna campana.-Aparece en todas las revistas de negocios y a veces de chimentos. Es el CEO más codiciado.-
-Lo siento.-
Megan silbó.-Vaya, esto es nuevo. Bueno, como sea, es de su hija de quién estamos hablando, y está desesperado buscando a alguien que tome el cargo de institutriz de Violet. Él se la pasa prácticamente toda la semana encerrado en su oficina en Baltimore, sólo unas cuántas horas regresa a la casa y vuelve a irse. No tiene el tiempo, ni tampoco la paciencia para lidiar con un niño. De eso se encargaba Anastasia, su mujer, pero ahora está solo...-le abanicó las cejas.- y muchas lo saben, por cierto.-se carcajeó.- Y, la niña necesita una figura materna, que le enseñe, que le nutra como madre y sí, llene de momento ese espacio que su muerte dejó. Están todos sufriendo mucho.-
-¿Qué le pasó?-
-Bueno...-empezó diciendo pero luego se lo repensó y dijo:- No creo que deba decírtelo yo.-
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Huyendo a los brazos del CEO
RomanceArabella McKenna huye de la horda de gente enfadada que demanda que pague por los pecados de su padre, una terrible tragedia que sacudió toda la ciudad, pero su mala suerte no termina allí, en el tren que aborda, hace una amiga, la primera que la tr...