Caminaban por la ciudad, sin hablar, la tensión creciendo más y más como un globo a punto de reventar. Ella había...accedido, por ponerlo de esa manera, pero con la condición de que mantuvieran las distancias. Cada vez que él la tocaba, dejaba de pensar y temía, en verdad lo hacía, que lo último de su voluntad se quebrara y expulsara todo. Era una cobarde, sí, pero sólo porque sabía que había encontrado algo realmente bueno y no quería perderlo.
Él fue el primero en romper el silencio.- ¿Me vas a decir finalmente lo que te tiene tan callada o vamos a seguir dando vueltas hasta el fin del mundo?-
Ella suspiró y posó la vista en la vidriera de una tienda de ropa de bebés. Fue un grave error. Su mente se llenó con imágenes de un hermoso bebé cachetón en ese enterizo celeste y lunares blancos. Cortos pelillos del mismo color castaño cobrizo que ella y los hermosos profundos ojos azules de su padre. El corazón se le aceleró.
Sintió brazos rodeándole desde la espalda, y vio a través del reflejo del vidrio que era él abrazándola. No se había dado cuenta de que se había detenido para contemplar las ropitas de bebés. Él apoyó su mentón en su hombro.-Yo digo cuatro.-dijo.
Ella giró el rostro, mirándole de tan de cerca.- ¿Cuatro?-
Él se encontró con su mirada.-Cuatros niños.-
Sintió que el pecho le bombardeaba a martillazos. Se hizo para atrás, pero los brazos fuertes de él, no se lo permitieron.- ¿Qué?-
Él sólo sonrió.-Dos me parece muy poco, cuatro niños me parecen la cantidad justa para que tengamos, ¿no crees?-
Abrió la boca pero no salió sonido alguno. Con el pulgar, suavemente empujó su mentón para que volviera a mirar la vidriera. Su corazón se derritió de nuevo. Siempre había anhelado tener una gran familia. Siendo hija única, le quedó el deseo de tener hermanos y hermanas a montones para compartir y jugar.
Él dijo:-Tener muchos hijos y llenar la casa de sus risas y travesuras, era algo que siempre añoré.-ella le encontró la mirada a través del reflejo del vidrio. Había una tristeza en sus ojos mientras miraba a las prendas.-Con Anastasia nos fue muy difícil. Lo intentamos todo, pero Dios no lo quiso y por eso al final, decidimos adoptar.-
Volvió el rostro mirándole asombrada. Violet...¿era adoptada? Él movió la mirada de la tienda a sus ojos, y asintió como si hubiera oído sus pensamientos. Soltó un pesado suspiró y se enderezó. Sus brazos abandonándola, pero tomó su mano, y empezaron a caminar.-En los primeros cuatro años de matrimonio, cuando no pasó nada, cuando no quedó embarazada, empezamos a sopesar la idea de quizás adoptar. Anastasia quería ser madre de inmediato. No quería perder más años. Y, lo comprendía, pero a la vez una parte de mí, cuestionaba las razones por las que quizás no podíamos tener hijos. –hizo una pausa antes de continuar.-Cuando nos casamos, no digo que no nos queríamos, pero ese amor, esa pasión, se había desvanecido, no éramos los de antes, pero Anastasia no quería defraudar a su familia. Ella...-suspiró.-quería ser una mujer casada. Y más aún, ser la mujer del señor Black. Siempre supe que su interés por mí, estaba más en mi apellido y familia que en mí como persona, pero ella tenía una manera de hacerte sentir especial, querido, importante y me enamoré.-se rió.-Era imposible no enamorarse de Anastasia. Era hermosa por dentro y por fuera. Su cabello rubio siempre perfectamente arreglado, un cuerpo envidiado por las mujeres. ¿Quién no quería tenerla de esposa?-hizo otra pausa, detuvo su andar y se giró para mirarla directo a los ojos.-Cuando quedar embarazada ya no era una opción, me empezó a odiar. Se refugió en salidas, compras malgastando su tiempo, mi dinero y nuestra salud emocional. Le propuse adoptar de nuevo y eso pareció traerla a mi lado de nuevo, pero los trámites para conseguir una adopción son lentos, sino casi imposibles. Un año después, la hija de nuestro jardinero quedó embarazada. El padre, un muchacho de quince años, era uno de los hijos de los socios de mi empresa. Era un escándalo. La chica obviamente no estaba preparada para ser madre, apenas estaba transitando la secundaria, por lo que, luego de hablarlo con Anastasia, decidimos adoptar al bebé, darle el hogar y la familia que no podía, y para evitar habladurías, enviamos a la chica a una escuela privada en el extranjero. –una nostálgica sonrisa tiró de sus labios.- Se ha recibido de abogada y trabaja en una importante firma en Italia. Lo ha hecho muy bien.-
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Huyendo a los brazos del CEO
RomanceArabella McKenna huye de la horda de gente enfadada que demanda que pague por los pecados de su padre, una terrible tragedia que sacudió toda la ciudad, pero su mala suerte no termina allí, en el tren que aborda, hace una amiga, la primera que la tr...