CAPITULO 5 LOS AMIGOS NO HACEN ESO

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Estaba ayudando a pelar chauchas a Georgiana

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Estaba ayudando a pelar chauchas a Georgiana. Había terminado de darle la clase de la tarde a Violet y su padre se había aparecido de improvisto y llevado a la ciudad para lo que llamó una cita padre-hija. Violet estaba entusiasmadísima. Ella sospechaba que tenía algo que ver con lo de la pasada noche, pero no abrió los labios para nada. No le había vuelto a hablar desde entonces y él tampoco parecía molestarse en querer hacerlo. En resumen, se evitaban el uno al otro.

Marion y Sarah entraron atropelladamente a la cocina. Sus risas resonando. Georgiana les reprendió:-¿No tienen nada mejor qué hacer? Desaceleren o van a terminar en el estofado.-

Ambas se detuvieron, la miraron un segundo antes de explotar en risas más fuertes. Volvieron a irse por donde entraron. Carrie vio de pasada que Marion tenía en sus manos un papel pero Sarah se lo arrebató y salió corriendo para que la persiguiera.

Georgiana chasqueó la lengua desaprobatoriamente volviendo a lo suyo.

Largo rato después, la puerta de la cocina se abrió con otro atolondrado Finn, el muchacho joven aprendiz de mayordomo, entró todo jadeante y sudado. Se apoyó con ambas manos en la mesa donde ellas pelaban verduras.- ¿Y, ahora, Finn, cuál es el problema?-

Siempre tenía algún problema que no podía resolver y necesitaba a alguno de ellos para solucionarle o rescatarle, como la última vez que quedó atrapado bajo la podadora porque estaba aburrido y se puso a jugar con la máquina y se tumbó. Entre los jardineros tuvieron que sacarle de debajo.

Se agarró el pecho como si no pudiese respirar.-El señor...-jadeaba.

-¿Qué pasa con él?-le preguntó Georgiana con tono aburrido, sin dejar de mirar a las chauchas que limpiaba.

Carrie empezó a tener una desagradable sensación de temor en las tripas. Quizás había pasado algo con Tresillian o Violet. Quizás habían tenido un accidente.

-¡Dilo de una vez, Finn!-exclamó, y tanto Finn como Georgiana le miraron con los ojos abiertos de par en par.

La boca de Finn tartamudeó. Alzó la mano apuntando con el pulgar detrás suyo.-El señor Black va a hacer una fiesta y quería que supieras para que le dijeras...-miró a Georgiana.-cuánto necesitabas de comida para ordenar.-

Un gigantesco alivio recorrió su cuerpo al saber que estaban bien, los músculos de su cuerpo se relajaron y el tenso agarre del cuchillo en su mano, se aflojó. Mientras ahora era Georgiana quién entraba en pánico: -¡¿Que qué?! ¡¿Un banquete?! ¡¿Para cuándo?!-

-Mañana.-susurró el chico como si temiera que Georgiana le lanzara las chauchas a la cabeza.

-¡Imposible!-exclamó levantándose.- ¡¿Qué piensa que soy, la mujer maravilla?!-se giró, encaminándose al cuarto dónde se almacenaba comida seca y especias. Se la oyó haciendo cuentas mentales. -¡¿Para cuántos comensales?!-gritó desde el interior del cuarto.

Huyendo a los brazos del CEODonde viven las historias. Descúbrelo ahora