Just Kill Me • Tom Kaulitz

Chapter Eleven

[Tiempo libre]

—Tom, siempre estas con ella, ¿Estas enamorado o solo estas esperando para follartela?– le preguntó su gemelo.

—No se si enamorado... pero me gusta...

—¿Su cuerpo?– Habló Georg.

—Ella en general, ¿y a ti, Bill? Ya se lo que pasa entre tu y Ruby, los ví.

—Oh... pues ella... y yo... ya somos novios.

—¿Ya la pusiste?– Preguntó Georg.

Gustav se rió, al igual que Tom, ya que Bill se puso rojo.

—No sean idiotas...–Dijo Bill.

En eso, llegó Giorgia y se sentó al lado de Tom.

—Hola, ¿De que hablaban?...

—De tetas.– Bromeó Tom, causando la risa de todos los presentes menos de la rubia.

—Entonces será mejor que me vaya...– Habló parandose y yendose, mientras todos se reían de la broma de Tom.

—¿Por qué hiciste eso?– Preguntó Gustav, mientras seguía riendose.

—Le tengo que ser fiel a mi señora.– Respondió Tom, haciendo que suelten una carcajada nuevamente.– ¿Que? No quiero que se sienta insegura de una puta.– Dijo sonriente.

(...)

Daisy recien estaba almorzando, ya que en la hora de almuerzo tuvo cosas que hacer.

Ruby esta vez no la acompañaba, ya que fue a buscar a Bill, asi que no le quedaba nada mas que comer sola. En eso, llegó Hugo, se sentó a su lado y comenzó a mirarla de forma picara.

—¿Quien es "el chico de tus sueños"?– Le preguntó Hugo, mientras acomodaba un mechon de pelo detras de su oreja.

—Alguien que definitivamente no eres tu.– Le respondió cortante, agarrando su comida y yendose a otra mesa, mientras Hugo seguía observandola con una sonrisa.

Hugo la siguió hasta la otra mesa y le sonrió, ella lo ignoró y siguió comiendo.

—¿Quien es ese alguien?

—¿Que mierda te importa?– ella se fué de la cafeteria, dejando su comida ahí, sin importarle nada.

Salió al patio y vió a Tom sentado en una banca, con Giorgia apoyada en su hombro, mientras lo abrazaba, pero el no hacia nada.

Daisy vió a otro policia con el cual no hablaba mucho, pero seria por una buena causa hablarle.

—¡Hey, Mario!– llamó su atencion Daisy.

—¡Hola Daisy! ¿Como estas?– le preguntó el.

—muy bien, ¿y tu?...– ellos sigueron conversando, sin saber que Tom los observaba, Daisy podia sentir su mirada, pero Mario no.