Durch Den Monsun; Tom Kaulitz.

☆29☆

*Cap explícito, reproduzcan la playlist hot hermanas*

Luego de nuestra mañana juntos no nos volvimos a ver, era nuestro día libre ya que mañana partíamos a la siguiente ciudad, yo decidí salir a caminar un poco y almorzar en un restaurante bonito.

El día estaba soleado y muy hermoso, me puse mis auriculares y comencé a caminar, las calles eran cortas y muy lindas, era una ciudad muy hermosa.

Pase por al lado de un restaurante lleno de flores y fue ahí cuando decidí entrar, me encantaban los lugares con muchas flores, el aroma y el aire fresco eran de mis favoritos.

Ordene mí plato favorito, ravioles, y decidí sentarme en la terraza, así podría observar las calles y a las personas.

Mientras comía y escuchaba mí playlist de jazz noté una mirada pesada en mí.

Disimuladamente busqué esa mirada en el lugar y me tope con unos ojos verdes oscuros.

Y ahí estaba Klaus.

El chico de seguridad que me había molestado en el concierto, por alguna extraña razón mis ojos no querían separarse de los suyos, me sonrió y yo le devolví la sonrisa, luego metí un raviol en mí boca.

Soltó una carcajada y yo lo mire raro, ¿Se le hacía gracioso verme comer?.

Hizo un gesto para preguntarme si podía sentarse conmigo y yo asentí.

—¿Está rico?.—pregunto al sentarse.

Alce una ceja.

—Bastante, ¿Siempre empiezas las conversaciones así?.— pregunté metiendo otro raviol en mí boca.

Agachó la cabeza y se rió.

—No lo sé, ¿por qué siempre te encuentro comiendo?.

—Oh, no lo sé, la gran pregunta es ¿Por qué siempre me encuentras?, ¿Me estás siguiendo?.

—Vamos Jess, trabajamos para los mismos jefes y ¿crees que te estoy siguiendo?...

Mastique más lento y asentí con la cabeza, tenía razón.

—¿Y por qué nunca te veo con los chicos?.

—No lo sé, tal vez porque nunca miras para atrás...

Lo hizo denuevo.

—Bien, tu ganas, no estás acosandome, lo entiendo.

—Bien.

Tomó mí tenedor y me robo uno de los ravioles de mí plato, lo golpee en la mano y lo miré mal.

—No te atrevas a tocar mí plato de nuevo Klaus.

—¡Esta bien asesina serial!—dijo levantando las manos en rendición.

Solté una carcajada.

Seguimos hablando hasta que termine mí plato y nos volvimos juntos al hotel, me había caído demasiado bien, tenía ese humor sarcástico parecido al mío y nos divertimos demasiado, aunque al parecer estaba intentando coquetear conmigo.