Desperté en un colchón, con un fuerte dolor en el cuello.
Era una habitación vacía, salvo por un par de cuadros en las paredes que me rodeaban. En el primero, una mujer yacía inmovilizada bajo las garras de una bestia enorme. Su rostro, distorsionado por el dolor, mostraba los ojos abiertos en un grito mudo mientras la criatura desgarraba su piel. La sangre brotaba a borbotones, salpicando el lienzo, pero lo más perturbador era la forma en que la criatura disfrutaba del sufrimiento, como si cada tajo fuera un acto de puro placer. Su rostro, cubierto de sangre, sonreía de manera cruel.
En el segundo cuadro, la mujer era devorada lentamente, su carne desgarrada pedazo por pedazo por una criatura de múltiples cabezas. Cada boca se aferraba a un trozo de su cuerpo, arrastrándola hacia la oscuridad. La sangre manchaba el lienzo, como si la mujer no solo fuera comida, sino también borrada de su humanidad. Las cabezas mordían y desgarraban con violencia sádica, disfrutando cada fragmento de carne arrancada. La expresión de la mujer era desesperación pura, sus ojos reflejaban que no había escape.
A un lado de la cama, Annie dormía profundamente, su rostro sereno en contraste con el horror que me rodeaba.
Su cabello blanco caía suavemente sobre la almohada, y su respiración tranquila me hacía sentir más sola, más vulnerable.
Un dolor punzante recorrió mi cuello. Instintivamente, mi mano voló hacia la herida, donde la aguja me había dejado una marca ardiente. El ardor se expandió, como si algo se moviera bajo mi piel, algo que no debía estar allí. Mi corazón latía con fuerza, la presión en mi pecho aumentaba.
—Mierda... esto duele mucho —gemí.
El dolor era constante, punzante, como si algo palpitara debajo de la piel sudorosa. Intenté moverme, pero mi cuerpo no respondía. La debilidad me arrastraba, como si algo en mi interior estuviera cambiando. Mis manos temblaban, pero no las reconocía bien, como si fueran ajenas. Algo dentro de mí me decía que algo había cambiado, pero no sabía si era mi cuerpo o la realidad misma la que se había transformado.
El lugar no me era familiar. No podía ver con claridad, y esa sensación de ser ajena a mi propio cuerpo me consumía, como si la vacuna hubiera dejado algo más que dolor: algo oscuro, algo que no comprendía.
Percibí que alguien me observaba.
Era Cy King. Al recuperar la conciencia, lo vi mirándome sin parpadear. Su sonrisa característica me intimidó.
—Estamos en un laberinto bajo tierra que Dylan ha creado en secreto. —Y entonces entendí porque allí dentro no había ventanas, pero parecia una construcción, y lo extraño era que estaba bajo tierra—. ¿Recuerda donde te vacunaron La Ponzoña?
Asentí, recordando el horror en ese momento y volví a sostener mi cuello con malestar.
—Bueno, ese lugar, es utilizado como escondite para la entrada de este lugar. Ya lo conoces —La palabra salió normal y entro en mis oídos como eco—, Dylan siempre va en contra de las reglas. Siempre.
Cuando mencionó que yo conocía al chico eufórico me genero pavor inmediato.
—Yo no conozco a ningún asesino, estas confundido...
Echo a reír, notando mi incomodidad, pero también el miedo directo que me surgía involucrarme a un asesino despiadado.
—Jamás le diré a tu hermano, a ese ser amargado, que ya te comiste a Dylan —sonrió con picardía y argumento entre mi nerviosismo y negación—. Vamos, Emily. No te juzgaré, somos demasiado atractivos como para no provocar natación en las chicas. Tranquila, no diremos nada de tu extraño acercamiento con Dylan. —Los ojos se le abrieron con evidencia—. Eso solo arruinaría toda unión entre Leo y habría rebelión. Importe o no perder la vida.
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DESCONOCIDO
Mystery / ThrillerUN DESCONOCIDO UN MUNDO DESCONOCIDO Y UNA CHICA DISPUESTA A CONOCERLO (Videojuegos, películas clásicas de asesinos, libros, diálogos, series, animes, manga, lo que he escuchado decir de personas reales, de mi creatividad. Un día quise soltarlo y es...