Leo y Annie se quedaron en casa.
¡Me sorprendió muchísimo que ella se preocupara por él, sobre todo porque siempre se llevaban tan mal!
Estaba en el castillo de la orden, en medio de la aldea, atrapada en una habitación gigante, oscura y antigua, pero también muy elegante.
Me puse a explorar todo. Me probé un montón de máscaras que tenía Dylan, las togas rojas me quedaban gigantes. Leí un ratito, comí botanas, me tiré en la cama, me quité los tacones, salté un poco sobre ella y luego me los puse otra vez para corretear con ellos.
Hice un montón de cosas.
Dyan Ledford no iba a arruinarme la noche, ¡especialmente porque yo sí le había arruinado a él con mi minivestido tan cortito!
Pero lo merecía, por haberme obligado a dejar a Leo en ese estado tan grave. Se suponía que me había dejado encerrada para que «¡ningún asesino te vea, porque eres solo mía!». O eso dijo con las cejas fruncidas.
Una luz destellante de una sala finísima me dio curiosidad. Al abrir la puerta con cautela, noté que había un monitoreo grabado de muchos lugares dentro del castillo.
Por las pantallas veía todo.
El castillo era súper grande, oscuro y apenas se veía por las luces que estaban muy bajitas. Había una sala de baile gigante, comedores enormes, y pasillos llenos de oro, rubíes y zafiros. Todo eso estaba lleno de personas con túnicas negras y máscaras de animales, ¡las más comunes eran de cabra!
Entre toda esa gente que me daba un poco de miedo, vi la túnica que Dylan había usado cuando me dejó encerrada. Era roja, con una máscara de cabra y unos guantes blancos, igualitos a su máscara.
¡Daba mucho miedo! Pero después de verlo hablar con tantas personas, pensé que tal vez eran de los más importantes de la orden. Se quedó solo en una sala, mientras los demás se divertían afuera. Se quitó la máscara y empezó a tocarse el cabello, como si estuviera muy estresado.
Yo me chupaba el labio, con ganas de ir a buscarlo, porque ya me había aburrido mucho allí dentro. De repente, alguien más llegó y se sentó junto a él.
Cuando se quitó la máscara fruncí el ceño. Se trataba de Hiara, aquella mujer que casi me cortaba el cuello.
¿Qué estaba haciendo con él? Se suponía que se odiaban. Noté que ella le estaba reclamando algo, y en un abrir y cerrar de ojos, él la tenía sujeta del cuello, con los ojos llenos de rabia.
Me tape la boca, pensando que iba a matarla. Cuando de pronto él salió de la habitación y perdí su rastro concentrándome en ella. Volviéndose a poner la máscara. Con una mirada casi satánica.
Me estremecí cuando la voz de Dylan se escucho como eco en todo el salón. Eche a correr y salte sobre la cama para llegar más rápido hasta la sala glamurosa donde me dijo que me quedara.
Desde la esquina, lo observaba en silencio, sin atreverme a moverme. Lo vi quitarse la toga roja y dejarla caer al suelo con total indiferencia. La sudadera negra ajustada y las botas de trenza lo hacían aún más imponente. Se sentó en el sofá, con el rostro lleno de ira contenida, como si todo en la sala le perteneciera.
Sirvió whisky, encendió un puro con tiras doradas, y la luz tenue apenas iluminaba la escena, acentuando su presencia dominante. Los muebles elegantes y los detalles dorados parecían desvanecerse ante él.
Desde mi rincón, sentía miedo y fascinación, sabiendo que un solo movimiento en falso podría ser fatal.
Supo que lo estaba viendo, así que comencé a hablar:
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DESCONOCIDO
Mystery / ThrillerUN DESCONOCIDO UN MUNDO DESCONOCIDO Y UNA CHICA DISPUESTA A CONOCERLO (Videojuegos, películas clásicas de asesinos, libros, diálogos, series, animes, manga, lo que he escuchado decir de personas reales, de mi creatividad. Un día quise soltarlo y es...