Segunda Carta.

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"28 de febrero del 2022"

No me puedo creer que esté escribiendo esta segunda carta, la verdad no espere nunca tener el mínimo incentivo para hacerlo, pero mi psicologa dijo que me encontró más relajado en la primera sesión de la semana, y la verdad si era así, quizás por poder desahogarme con alguien, aunque sea inexistente, ya que el día en que ella me escuche sera el dia en que yo muera o el mundo se acabe, pero ¿Cuántas serán las cartas que escriba antes de que eso pase? Bueno eso no es muy importante por el momento, necesito desahogarme contigo ente imaginario al que creo que le mando estas cartas.

Partamos con lo obvio, mi rutina diaria no cambia, todo sigue igual, los mismos días, las mismas actividades, las mismas caras, lo de siempre, lo único que irrumpió en este bucle semi-infinito fue el campeonato de fútbol, el cual de paso creo que sera el ultimo que participe, por lo menos por este año, ya que la verdad nos fue muy bien, llegamos lo más arriba posible, quedamos segundo en la tabla de posiciones, no tuve muchas participaciones, eso si, mi amigo Juan hizo unos goles dignos de portada del diario, y verle triunfar la verdad me alegro mucho, pero saber que yo tambien podia hacer lo mismo me desmotivo un poco, solo por el simple hecho de llegar dos meses después de él, tenemos casi las mismas habilidades, el quizas es un poco mas rapido, pero yo se controlar al resto de jugadores, pero claramente eso no es importante para el director técnico, y como no eh tenido minutos, ningún club se atreve a pagar por mi pase, se que esta situacion seguira asi por un buen tiempo, o quizás para siempre, así que mejor me voy olvidando de poder jugar más minutos.

Y como en la vida existen momentos tristes o malos directamente, también existen eventos felices, por ejemplo el que por fin fuera mi cumpleaños, la única fecha en la cual siento que esa señora me da más atención, o recuerda que tiene un "hijo regalón", y si soy especifico, ese dia es cada 10 de febrero, muchos de mis compañeros preguntaron si haría una fiesta alocada, comparado a un carrete de esos que dejan más personas borrachas que el propio 18, pero no, nunca fue ese mi estilo, prefiero tener una "reunión" de amigos, donde nos sentamos todos a comer, tomar bebidas, y jugar videojuegos, por estas mismas razones únicamente vinieron amigos muy cercanos, de los cuales puedo mencionar a mi buen amigo Benjamin y claramente esa muchacha por la cual creo estar enamorado, Elena, con una hermosa blusa blanca y un jean azul que no llegaba a ser completamente ajustado . . . Siento que esto último sonó algo enfermo de mi parte, ¡Oh!, verdad, su regalo fue el mejor de todos, fue un juego que tanto anhele, y no miento al decir que literalmente la levanté del suelo al abrazarla de lo emocionado y contento que estaba, creo que eso le incomodó un poco, ya que durante el resto de la fiesta desviaba su mirada de mi, me dolio un poco, pero lo entiendo, no creo que sea muy cómodo que un chico de tu edad te abrace y levante del suelo por casi un minuto y medio solo por haberle dado un juego que le escuchaste decir unos dos o tres veces.

Y casi cerrando el mes tuve una salida al cine, desgraciadamente no fue con Elena, en realidad fui con Juan y Benjamin, fue una tarde muy divertida a decir verdad, el lugar donde fuimos no solo era un cine, más bien era un centro comercial que tenía de todo un poco, un supermercado, zona recreativa, tiendas de diversos tipos, y obviamente el mismo cine, como era de esperarse de unos adolescentes que están a poco de llegar a la vida adulta, nos la pasamos gran parte del tiempo en la zona recreativa, de juego en juego, no solo virtuales, también juegos como escalada, o este juego de tirar una bolas en unos agujeros del cual su nombre nunca supe, tambien rondamos por las diversas tiendas que ofrecia aquel centro, no compramos nada de lo que vimos, aunque si bromeamos mucho con las prendas tan exoticas y ridiculas que veiamos, entre risas nos preguntabamos si de verdad a la gente le gustaba, o solo lo compraban por la marca, y recordando esas prendas, recuerdo claramente que hicimos una apuesta, el que conseguía menos ticket en los juegos tenía que probarse una de esas ridículas prendas, por suerte no fui yo, sino que fue Benjamin el desafortunado, pero a decir verdad, ese vestido se le veía bien, tan bien que lo convencimos para que se lo comprara, espero y ninguno de sus padres lo encuentre, pues si llegara a pasar seria una vergüenza muy grande el explicarle los motivos de tener en su posesion unas prendas tan lujuriosas.

Creo que viene siendo la hora de terminar con esta carta, pero antes quiero dejarme un recordatorio para cuando la vuelva a leer, "recuerda leer más historias y anda escribiendo lo que sale de tu mente, de vez en cuando sale una buena idea, y a lo mejor me termine gustando escribir historias, es solo cosa de ponerle énfasis".

Y ahora sí, me despido de nadie en realidad, atentamente Roberto Mendoza."

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