Descubrí que los fines de semana suelo verme más afectada que cualquier otro día de la semana. Tampoco fue un gran hallazgo, era más que visible, pero no lo había detallado hasta ahora.
A medida que los días pasan y pienso en el finde hay una extraña y desagradable sesación que se acuna en mi pecho. Sensación que busco erradicar de cualquier manera. ¿Para qué pensar en el fin de semana si todavía falta? Pero no es tan sencillo.
Pensar en el fin de semana, por alguna razón, me hace pensar en soledad, en rechazo, en abandono. Y efímeros recuerdos de lo que alguna vez fueron regresan a molestarme. No quiero que llegue. Y el malestar ya no es malestar, ahora son lágrimas que caen sin cuidado alguno desde mis ojos.
Me encierro en mi habitación, sé que debo pedir ayuda, pero la idea de sabotearle el fin de semana a otro me aterroriza. O por lo menos la idea de que el otro piense que es eso lo que quiero lograr. Sé que debo ocupar mi mente, se que debo distraerme, pero lo único que me sale hacer es plasmar lo que sucede en este diario.
Hay muchos pensamientos, al igual que siempre. La medicación no los elimina, solo logra que de alguna manera yo pueda ordenarlos y no me gusta lo que pienso. Lo que pienso me duele. Sé que mis pensamientos son certeros, pero mis decisiones equivocadas y ser consciente de ello es duro.
Recibo un mensaje que solo empeora las cosas. Y ya no me quedan ganas de explicar, o de seguir, o de luchar. Todo cae por su propio peso, o algo así suelen decir. Respiro, tengo que mantener la respiración en calma, eso es lo único que importa ahora. Tengo que mantener la misma mascara de frialdad aunque por dentro me esté derrumbando, porque me estoy derrumbando. Y siento dolor, mucho dolor y, de nuevo, las desesperadas ganas de dejar de sentir. Si tan solo pudiere clavar la mano en mi pecho y arrancarme el corazón. O sin tan solo pudiese tomarme esas cien pastillas que mantenía a escondidas, pero que ahora no están.
Si tan solo pudiese levantarme, o levantar la mirada y seguir. Pero hoy no puedo, hoy gana el monstruo y yo me vuelvo a sumergir en un gris que parece interminable.
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Hasta mi último día
RandomEsta vez no me inventaré una historia, está vez escribiré mi historia. Los temas sobre salud mental no deben ser tabú