Capítulo 5

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No era consciente del tiempo que llevaba caminando, ni siquiera tenía claro hacia dónde se dirigía, debía agradecer que para ser un día viernes en horario punta, no había casi nada de tráfico, no quiso ni pensar en las calles que debieron haber cruzado...pero Nala estaba junto a él y eso era todo lo que necesitaba para sentirse seguro

Para cuando la perrita se detuvo a su lado, pudo darse cuenta de que estaban dentro del local de Denki, le miró rápidamente con un dejo acusatorio, como si hubiera sido todo un plan de ella. Cuando la idea de dar media vuelta lo invadió fue interceptado por Sero Hanta, quien era el que atendía el mesón en esa oportunidad

-Bakugo! Viejo, ya estábamos extrañándote aquí, ¿por qué no has venido? ¿y tus audífonos? - preguntó lo último viendo que el rubio no llevaba el característico aparato- Dime ¿qué te ofrezco esta tarde?- Hanta hablaba a un ritmo estable como para que Katsuki pudiera entenderle

Viendo que no tenía una ruta de escape viable y que Nala estaba bloqueando el camino a sus espaldas, suspiró y sacó su teléfono del bolsillo, tecleó un par de veces y se lo enseñó al contrario.

-No hay problema, ten- le aproximó el pager- Te daré la señal, pero haré que uno de los chicos te lo lleve ¿te parece bien?- lo vio asentir resignado y dar marcha a su sitio que, como si fuera una regla de oro, estaba vacío.

Nuestro pelinegro se dirigió rápidamente a la cocina, donde sus jefes y compañeros se encontraban, al haber sido una tarde tranquila, se habían reunido para conversar.

-SHINSOO!! Dime que hiciste de tu pastel especial, lo necesito urgente!- llegó estrepitosamente a irrumpir el calmado ambiente- No voy a decir QUIÉN vino, pero lo necesito- trató de decir con obviedad mientras veía a Eijiro

Eijiro captó inmediatamente el mensaje e intentó levantarse lo más rápido posible de la silla en la que estaba, pero tropezó torpemente, haciendo reír a sus compañeros, Shinso simplemente dio vuelta, acercándose a una vitrina que mantenía sus creaciones frescas y rebanó un trozo, extendiéndoselo a Sero.

-Kirishima, sígueme, voy a enseñarte a hacer el café de Katsuki, ¿tienes la carta que le ibas a dar?- mientras que se incorporaba del suelo, asintió efusivamente- perfecto, porque serás tú quien le lleve su pedido, no desperdicies esta oportunidad

Los dos abandonaron la sala para dirigirse a la sección donde preparaban las bebidas-Toma nota, bro, porque dudo que sea la última vez que le tengas que hacer el café a nuestro "explosivo" amigo- bromeó un poco para que deje de estar tan nervioso como se veía- Para empezar, olvídate del azúcar, Bakugo no es de gustos dulces así que MUY rara vez pedirá algo con eso- siguió instruyendo al pelirrojo, que estaba sumamente concentrado viendo cómo Sero preparaba la bebida solicitada- Puedes usar este mismo método para todas las bebidas que él pida, de acuerdo?

-Entendido al 100%, señor- respondió un sonriente y más relajado Eijiro

-Una vez tengas todo listo, tienes que acercarte al mesón para emitir la señal del pager, Bakugo es casi el único que lo utiliza, pero es para que sepa que: puede acercarse al mesón o que están por ir a dejarle sus cosas. Eso lo ves con él cuando lo atiendas en un principio, ¿estás listo?- le preguntó mientras le entregaba la bandeja ya lista

-Sí, totalmente!- Kirishima pudo ver cómo el pelinegro apretaba un botón azul que estaba junto a la caja registradora, descubriendo que era la conexión del pager

Sero le brindó una sonrisa y le dio un pequeño empujoncito para que fuera a su destino- Suerte, bro

Eijiro dio un pequeño suspiro, llenándose de valor y comenzó a andar, pudo ver que al fondo estaban todos sus compañeros viendo la escena, expectantes.

Una vez estuvo frente al rubio, apoyó la bandeja en la mesa y distribuyó el contenido en ésta bajo la atenta mirada del de ojos rubí, al terminar se lo quedó mirando unos segundos, debatiendo si entregar o no la carta

No tuvo mucho tiempo de seguir pensando cuando escuchó un ligero gruñido que, para su sorpresa, no venía de la perrita junto a él. No necesito una segunda señal y dio media vuelta para alejarse del campo visual del rubio...o esa era la intención

Y es que por un impulso que el cerebro de Eijiro no lograba comprender, Nala le rodeó el cuerpo, bloqueando su camino y haciendo que la correa se enredara en sus piernas, haciéndolo abrazar el suelo por segunda vez en el día. Se podía escuchar el pequeño grito que sus compañeras dieron al haberlo visto todo...y la risa estrepitosa de Kaminari y Sero hacia su persona

Katsuki sintió la vibración del impacto que el desconocido dio junto a él, obviamente se preocupó, e iba a reclamarle a su acompañante hasta que la vio sentada, apoyando continuamente una de sus patas en la espalda baja del pelirrojo, mientras lo miraba fijamente. Bakugo sintió cómo sus mejillas comenzaban a calentarse levemente, gruñó ante la señal que le estaba dando su mascota

"no puedo creer esto" fue lo que pasó por su cabeza, se levantó de su sitio bajo la mirada del pelirrojo y se aproximó, tendiéndole una mano

Eijiro alternaba su mirada entre el hermoso ente frente a él y la mano que éste le extendía, hasta que su cuerpo actuó antes de que pudiera pensar correctamente, tomándola con sumo cuidado. Pudo escuchar un muy bajo "lo siento" que lo alegró enormemente ¡ese chico le había hablado! Eso le arrancó una enorme sonrisa, encandilando al malhumorado rubio

-No hay problema! No te preocupes, quizás es su forma de que estemos a mano- dijo riendo mientras rascaba su cabeza, Kaminari le había comentado que, si hablaba lo suficientemente lento, el rubio podría leer sus labios, así que esperaba no estar teniendo problemas en ese preciso momento- Yo...eehh, quería darte esto- dijo mientras que de su bolsillo, sacaba la carta que llevaba días intentando entregarle- Espero y puedas leerla en algún momento, no te presionaré a hacerlo, claro- una vez el rubio tomó la carta entre sus manos, continuó-...si me disculpas ahora, debo regresar. Disfruta tu café!- Eijiro no esperó una respuesta y rápidamente se dirigió a la cocina, pues quería esconderse y no dejar que nadie viera cómo su rostro era consumido por los nervios y el rubor

Katsuki se había quedado analizando la escena con gracia, ese chico era un poco extraño, pero no lo suficiente como para que no estuviera cerca de él, soltó una ligera risa y tomó asiento nuevamente, probando finalmente el café y la torta de chocolate picante que amaba del lugar. Nala lo miraba fijo mientras su rabo se movía de lado a lado- Contigo voy a conversar después, jovencita, él no es lo que necesito, no puedes simplemente ir y botarlo al suelo, yo no te he enseñado esos modales- le habló bajo, riendo un poco al ver cómo la cola aumentaba su movimiento

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Y hasta aquí por hoy :') qué tal?

Gracias, NalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora