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Hachi estaba nervioso, demasiado nervioso.

Los dos niños se habían escabullido de los ojos de las maestras corriendo detrás de la escuela, dónde ambos habían encontrado una puertita que apenas se sostenía con un seguro que al parecer, era para casos de emergencia y por eso no estaba tan reforzado, para facilitar la salida. Las maestras siempre estaban pendientes de todos y cada uno de los niños, sin embargo Takeshi no era cualquier niño, se las arregló para irse de los ojos de los adultos junto con su amigo.

—Takeshi, vamos a meternos en problemas—Le susurró temeroso.

—No, por que voy a regresar antes de que suene la campana de la salida.

—¿Y qué le digo a la maestra? ¡van a buscarte como locos!—Le exclamó viendo como Takeshi quitaba con facilidad el seguro estirándose sobre sus propios pies.

—Invéntales algo—Respondió con simpleza—Somos muchos en el salón y tomaron asistencia desde temprano, quizás ni lo noten.

—¡Que ingénuo eres a veces!—Regañó Hachi—¿Estás seguro de esto?

—Si, voy a estar bien Hacchan—Le sonrió—Iré a ver a mi papi.

Y sin tardar mucho salió de la escuela corriendo rápidamente adonde el creía que lo llevaría aquella dirección anotada con un crayón rojo brillante. Dejando pasar por alto muchas medidas de seguridad que su escuela poseía y que no supo que serían más problema, olvidando la angustia que de seguro le causaría a su madre.

[...]

El niño corría con sus cortos piesitos por esas enormes calles tránsitadas. Japón era un lugar mayormente seguro, por lo que a mucha gente se le hacía común ver a un pequeño diambulando solito, aunque otros querían preguntarle y ayudarlo, no se atrevían.

Ahora que estaba parado en esa multitud, no tenía idea de que hacer por primera vez en su vida. Miró el papelito con la dirección en sus manitas, comenzaba a arrepentirse de esto. ¿Y sí estaba mal la dirección? ¿Y si no regresaba a tiempo y su mamá se enojaba? ¿O le pasaba algo?

Peor aún, ¿y si su papá... no quería verlo?

Sintió un escalofrío recorrerle su espalda y negó para sus adentros, no podía rendirse ahora. Decidió que lo más conveniente sería ir pidiendo indicaciones y por más raro que pareciera, la gente cooperaba bajo la excusa de "mi mamá está por allá".

Ya había pasado un largo tiempo caminando, de suerte evitando cualquier peligro inminente. Hasta que por fin topó con un edificio grande, muy grande, aunque para un niño de esa edad todo su mundo era enorme.

Con sus manitas empujó la puerta, debía asegurarse de que era el lugar correcto. Había mucha gente en ese lugar, todo olía tan fresco y se veía tan formal, apenas era la recepción la que estaba iluminada en su totalidad, sus ojos estaban deslumbrados en su totalidad.

—Oye niño, ¿qué haces aquí?

Se sobresaltó girándose a ver a un jóven, ¿calvo? No, tenía algo de cabello lo cual le parecía gracioso a Takeshi.

—Estoy buscando a mi papá—Confesó—Trabaja aquí.

—¿A tu papá?—Rascó su nuca el jóven creyente frente a él—¿Y con quién vienes? No puedes estar aquí sin supervisión de un adulto, ¿cómo llegaste?

¿Así sonaba él cuando preguntaba algo? Que barbaridad.

—No le incumbe señor—Respondió frunciendo su ceño, si flaqueaba todo iba a salir mal y ya llegó bastante lejos—Ya le dije que quiero ver a mi papá, ¿usted puede llevarme con él?

Igaguri suspiró, que niño tan terco.

—Escucha, no puedo llevarte a las oficinas, en todo caso deberías darme algún número de referencia para que vengan a recogerte, tanto tú como yo nos meteremos en problemas si-

—¿Conoce a Shidou Ryusei?—Igaguri se detuvó al oír aquel nombre. Pues sí que lo conocía, era amigo suyo, de menos era su jefe de equipo.

—¿Shidou-san?—Preguntó al aire analizando al niño—...¿eres su hijo?

Todo cobró séntido, pues en efecto, Takeshi era la viva imágen de Ryusei. Piel morena, ojos magentas y esa chispa que delataba los genes del alfa. Igaguri parpadeó un par de veces, ¿esto era real? Nunca escuchó que su compañero tuviera hijos... mucho menos un omega o pareja.

—¿Entonces si lo conoce?—Juntó sus manitas sonriendo inocente.

—Bueno, si dices la verdad, supongo que no tiene nada de malo llevarte con tu papá... creo, sígueme—Le estiró la mano la cual Takeshi tomó sonriendo emocionado.

"Qué genial, es idiota, perfecto" pensó el pequeño y curioso diablo. A su vez, en su mente se preparó, cualquier cosa podía pasar ahora y sólo esperaba que Hachi tuviera todo bajo control.

Pero, ¿cómo demonios un niño de primaria iba a tener todo bajo control?

—Buenas tardes jóven Itoshi, sí, le tengo que comentar algo... no muy bueno, necesito que venga a nuestras instalaciones urgentemente, la policía está en camino—Habló con pena la directora—Es que... No encontramos a Takeshi-kun por ningún lado"














¡holi!
He visto que la historia ha tenido muy buen recibimiento, espero que les esté gustando, ¿tienen alguna recomendación?

Por cierto, la escuela me ha mantenido ocupada, pero las actualizaciones seguirán siendo constantes, espero lo comprendan! Gracias por leer

Cuídense🌷

T a k e s h i   《Ryusae Omegaverse》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora