—¿Y dónde está esa escuela a la que vas?—Preguntó saliendo del edificio con él.
—Tú conduce, yo te indico—Sonrió caminando y dando brinquitos—Tengo varios días para recuperar nueve años.
Ryusei se sintió insultado, Takeshi era muy descarado.
Honestamente, estaba feliz. De algún modo la vida se las arregló para poner a su hijo y su omega en el camino, ahora todo dependía de él y sin mentir, estaba asustado. Existía la posibilidad de que Sae no quisiera ni verlo, probablemente lo corra a patadas, pero ahora comprendía mejor que la situación era un engaño, lograron manipularlos a ambos para romper el lazo que tenían y sabía quien había sido, pero Sae jamás creería que sus propios padres lo habían echo, ni siquiera tenía pruebas.
Los padres de Sae y Rin jamás quisieron una relación tan sosa y enferma para él, en palabras de ellos. A Ryusei lo calificaban como un hombre violento, bueno para nada y sin futuro, para un omega tan deseado y de familia tan prestigiosa como la del apellido Itoshi, era inaceptable.
Sin embargo, a Sae nunca le importó todas las habladurías que se hicieron de él, incluso luego de ver cuanto protegía el moreno al pelirrojo, hasta Rin comenzó a apoyarlos, de manera discreta claramente, pues aún odiava a Ryusei sólo un poco. De alguna manera que ni el sabía como logró ganarse el corazón de su amado omega y con el pasar del tiempo, se volvieron uno, se entregaron al otro con la mayor pasión que sus cuerpos podían entregar. Ryusei sería mentiroso si dijera que siempre quiso probar los apetecibles muslos del pelirrojo, la sola idea aún le hacía salivar.
De verdad no le sorprendería si esos dos viejos rabiosos habían armado un engaño para separarlo de su omega, pues aún recordaba como aquel día la mentira que le dijeron había sonado tan cierta, incluso con un pequeño teatro armado, que les creyó. ¿Cómo fue tan estúpido? Se alejó de su familia por el veneno de ajenos.
Ni siquiera tenía certeza o prueba de nada, ¿y si era coincidencia? Fuera lo que fuera, lo primordial era claro, sólo esperaba que Sae quisiera escucharlo... o al menos verlo.
Ambos llegaron al sitio donde Takeshi inteligentemente le había indicado, vaya que era una escuela prestigiosa.
—Ehhh, ¿la policía siempre está afuera de tu escuela?—Se estacionó con duda.
Takeshi soltó un respingo asomándose—¡Oh no! Vamos papá—Abrió la puerta sin esperar aviso y bajó.
—¡Niño espera, no hagas eso!—Bajó y corrió detrás de él queriendo alcanzarlo.
Entre la multitud de gente y mientras trotaba detrás del pequeño comenzó a divizar un pequeño círculo de gente donde provenían gritos e insultos. Sus ojos magenta ubicaron una cabellera negra que no paraba de lanzarle malas palabras a una de las docentes mientras los policías alrededor intentaban pararlo.
Sus orbes chocaron con los azulados que se mantenían llorosos y angustiados, pero en cuanto lo vió, se volvieron apagados y temerosos, confundidos. Palidecieron entre ellos y por un segundo el tiempo pareció pararse para ambos, las personas desaparecieron y sólo escuchaban los pasitos apresurados del menor.
—¡Mamá!—Brincó directo a sus brazos sacándolo del trance.
—¡Takeshi!—Lo sostuvo alzándolo en sus brazos y abrazó suspirando de alivio aferrándolo con fuerza.
Rin detuvo sus múltipes maldiciones y se giró a verlos, el niño estaba ahí, intácto. Una sonrisita más calmada se asomó y al instante se borró haciéndole fruncir su ceño con ira, el desgraciado de Ryusei estaba ahí.
—¿¡Qué carajo haces aquí!?—Esta vez sus palabras se fueron dirigidas con enojo al moreno. De alguna manera la policía logró disipar a la gente, mientras Aiku les daba las gracias y se disculpaba por haberlos llevado.
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T a k e s h i 《Ryusae Omegaverse》
FanficTakeshi fue un bebé curioso ante el mundo desde la primera vez que abrió sus ojitos, y a Sae le encantaba contestar a todas sus preguntas. Sin embargo, había una en partícular que jamás tuvo respuesta. ⚽️SaeOmega/Bottom y ShidouAlfa/Top LOS PERSON...