𝐆𝐥𝐨𝐭ó𝐧『ʟᴜsᴀɴ』

005.

Luffy empezó a tener la extraña costumbre de abrazar a Sanji por la espalda, desde que le dijo que era lindo, lo abrazaba cuando cocinaba, dormía o mientras hacía cualquier cosa que no requiriese de mucho movimiento, claro que a veces el rubio lo pateaba por eso, pero nada muy grave o que no valiera la pena. Ver a Sanji con las mejillas rojas era una de las cosas favoritas en el día del menor ahora.

— ¿Por qué yo no pude ir también? — Preguntó por décima quinta vez el sombrero de paja, Nami estaba aguantando sus impulsos de tirarlo por la proa. — A Zoro si lo dejan ir, pero a mí no, se supone que yo soy el capitán ¡Puedo hace lo que quiera!

— No queremos tener problemas — Suspira — además, solo será un momento, tuvimos suerte de hallar esta pequeña isla. El log pose no tardará en estar listo, así que, nos iremos lo antes posible.

Luffy se acostó en la cabeza del Merry con la mirada fija en el mar azul ¿Por qué Zoro si puede divertirse con Sanji y yo no? Hizo un mohín, Nami podía llegar a ser muy cruel con él ¿Cómo estaba tan segura de que haría un escándalo? Él es Monkey. D Luffy, el próximo rey de los piratas.

Se bajó de un salto de su puesto en el barco, nadie le dice qué hacer.

— ¿A dónde va, capitán? La navegante le dijo que no podía salir del barco.

El pelinegro sintió como se le caía un balde de agua fría en la cabeza ¡Robin, lo había descubierto!

— Qué coincidencia verte aquí, Robin.

— Pero, Capitán, estamos en la misma tripulación y en el mismo barco. — Sonrió levemente, se divertirá un rato con el sombrero de paja.

— Cierto...

— ¿Piensa ir a la isla? Si es así, iré con usted.

— Mimas mucho a Luffy, cejillas.

— Yo puedo cargar todas esas cajas, no sé porque la hermosa Nami quiso que vinieras conmigo. — El blondo suspiro, cuando Zoro lo acompañaba siempre tenía que tener un ojo sobre él. — Además los complazco a todos, ¡hasta a ti! Compre como tres cajas enteras de alcohol porque siempre te las acabas en menos de una semana.

El espadachín soltó un gruñido; Sanji tenía razón, él complace a todos por igual, pero sentía que era diferente con su capitán. No, espera. Es porque es diferente y él mismo lo sabe cómo también la bruja lo tuvo que haber notado.

— Si, pero no es lo mismo.

Sanji volvió a suspirar y jalo a su acompañante hacia la derecha para entrar a otro mercado, Zoro llevaba tres cajas en ambos brazos mientras él algunas fundas, era algo doloroso para su orgullo, ver a las bellas damas murmurar y suspirar por el musgo andante por llevar seis cajas enormes es un golpe bajo para él, ni siquiera lo volteaban a ver de reojo.

— La próxima vez vendré yo solo.

— ¿Y ahora qué te pasa, cocinero de cuarta?