*⁠.⁠✧ Number seven✧.*

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Brasilia abrió los ojos como platos para después sonrojarse más de lo que ya estaba

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Brasilia abrió los ojos como platos para después sonrojarse más de lo que ya estaba

Brasilia:—¿Encerio?—

Córdoba:—¡Claro!, ya debería de olvidarme de el porteño ese—

Lastimosamente... solo era ese día que se había levantado feliz y con ánimos. Hoy en lo único que estaba pensando era en Bueno Aires, por suerte Brasilia se había ido el día anterior y sus hijos a la escuela ahora estaba llorando en su cama.

"Que ganas de no verte nunca más..."

¿Saben que era lo peor de ese día?
Que hoy iba a ver a Buenos Aires en una junta. Era la primera vez en años a la que el porteño iba a una junta y tenía que ser justo ese día. Lo odiaba y a la vez lo amaba.

Se preparó y salió de la casa. No sin antes llamar a la niñera de sus hijos y a los que seguía llamando "sobrinos", con la esperanza de que el bonaerense vuelva.

"Aunque me duela. Hacerme de coraje y escapar, por esa puerta"

Llego a la sala. Todo transcurrió normal hasta que llegó el bonaerense. El, que estaba charlando con Misiones, volteo a verlo, parecía mucho más demacrado. Pero no le tomo importancia, simplemente no quería ni verlo o recordarlo, las demás provincias si se levantaron a abrazarlo y decirle cuánto lo extrañaron.

"Que ganas de no verte nunca más y ser valiente, decirte que con el estoy mejor, que me comprende"

Todo iba normal. Hasta que sonó el tema de CDMX.

La Rioja:—Baires... No te ofendas... pero creo que debería dejar a Ciudad de México.—

Bs.As:—¿¡Que!? ¿¡Por qué!?.—

El porteño parecía histérico por la simple mención de dejar al mexicano.

"A él le sobra el tiempo como mí, a él le arde la sangre como a mi"

La Rioja:—Solo digo que te está haciendo mal, de verdad.—

Bs.As:—¡Jamás!, ¡ustedes son los únicos que me quieren poner en contra de el!—

La Rioja:—Pero... Es la verdad todos nosotros, tus hermanos, estamos preocupados por ti...—

Bs.As:—¡Mentira!, ¡No puedes decime eso!, ¡No eres mi hermana!—

La Rioja:—¿Cómo?, pero soy tu hermana, es la verdad.—

Bs.As:—¡Mentira!, ¡tu no eres ni serás mi hermana!, ¡Eres solo la hija de un federal!—

La Rioja se quedó callada. Era verdad, por más que le doliera, ella era hija de el mismísimo Confederación Argentina. Era un punto muy débil en La Rioja, un tema demasiado sensible, por lo que empezó a llorar.

La Rioja:—¿¡Pues sabes qué!?¡Tu también eres una simple provincia!, ¡No mereces tener hermano que se preocupen por ti!—

Bs.As:—Eso me esperaba de una simple federal como tú.—

La Rioja:—¡Que no soy una federal!, ¡Soy tu hermana y punto!, ¿¡Escuchaste, maldito!?—

"Con el me encuentro nueva, tan dispuesta, tan entera, tan mujer de carne y hueso para dar"

El porteño no dijo nada más y se fue del lugar, mientras a Córdoba se le hacía un sabor amargo en la boca. Por lo que se paró y camino siguiendo a Buenos Aires.

Cordoba:—¡Porteño!, ¿¡Por qué le dijiste eso a La Rioja!?—

Reclamo, ninguna otra provincia había ido con el.

Bs.As:—Es la verdad. Ella no es mi hermana, capaz la tuya, pero no la mia.—

Córdoba:—¿Cómo que "capaz"?, ella es nuestra hermana al igual que todos.—

Bs.As:—Ni tu ni nadie de allí en mi "hermano".—

Córdoba:—¿Qué?¿Acaso no me consideras tu hermano?—

Bs.As:—Los hermanos no se enamoran de su propio hermano.—

Cordoba sudo frío.

Córdoba:—¿A qué te refieres?—

Bs.As:—¿Acaso piensas que no me di cuenta? ¡Tu estuviste enamorado de mi todo este tiempo!, desde que somos pre-adolescentes

Córdoba no lo entendía, ¿Cómo se pudo dar cuenta?

Córdoba:—Pero... yo creí que por lo menos íbamos a ser... hermanos...—

Bs.As:—¡Pues pensaste mal!, ¿¡Acaso no te diste cuenta de que yo nunca te quise, o de que jamás te tuve como a un hermano!? ¿¡Tan inútil sos!?—

Cordoba no pudo contener las lágrimas. Tenía una respuesta a sus dudas, pero... no quería que esa fuera su respuesta. No pudo hablar, hasta que el porteño se estaba yendo, pero cuando apenas cruzo la puerta le gritó algo, que salió directo desde su alma.

Córdoba:—¡Que ganas de no verte nunca más! Que ganas de no verte nunca más...Buenos Aires se detuvo a escucharlo mientras el tenía más lágrimas en su rostro—¡Que ganas de cerrar este capítulo en mi vida! ¡Dónde fuiste una mentira y nada más!—

Las palabras de Córdoba retumbaron en la cabeza de Buenos Aires

"¡Que ganas de no verte nunca más!, que ganas de no verte nunca más..."

Córdoba salió corriendo de allí, mientras el porteño pensó en todo lo que dijo...

"Haberme dado cuenta, que contigo estoy desierta ¡Que no tengo más paciencia que inventar!

Y entonces el bonaerense repitió mirando al piso con lágrimas en los ojos lo que el cordobés el había dicho.

Bs.As:—Que ganas de no verte nunca más...

Oks

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Oks... me encantó este cap xd

03/10/23
Palabras 840

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