El bonaerense se quedó petrificado, no sabía como reaccionar. Eso hasta que vio como CDMX se acercaba a el y lo miraba.
CDMX:—¿Que le paso a tu hermano?, ¿Acaso peleaste con el?.—
Dijo riendo.
Bs.As:—No sé que le pasa, está loco.—
Dijo suspirando, no se había dado cuenta de que había perdido al mejor hermano que jamás pudo tener.
Con Córdoba
Este corria devuelta a su casa con lágrimas en los ojos. Lloraba a mares. No podía creer lo que le dijo el porteño. Juraba que se arrepentía de haber creído en que tenía por lo menos una chispa de oportunidad con el. ¿Y lo peor? Lo seguía creyendo.
Pero antes de entrar de seco sus lágrimas, no quería que sus hijos lo vieran haci.
—Cordoba, ha vuelto.—
Dijo la niñero al verlo llegar.
Córdoba:—Si...—
La niñero lo noto mal por lo que le pregunto:
—¿Quiere que lleve a sus hijos a dar una vuelta por ahí?.—
Pregunto amable.
Córdoba:—No hace falta, hoy quiero pasar todo el día con ellos.—
Dijo para después pagarle a la niñera, hasta le pago demás, pues cuando estaba triste solía ser muy amable.
Estuvo todo el día jugando con sus hijos sin descanso alguno, por lo que a la noche todos estaban tan cansados que se durmieron al toque. Córdoba no, el tenía mucho que pensar. Capaz debía de tener en cuenta los lindos sentimientos de Brasilia hacia el.
Ojalá los sentimientos fueran descartables. Se decía el cordobés con mucha bronca. Hoy se había levantado peor que ayer. Por suerte sus hijos iban a turno mañana y no lo tuvieron que ver así.
Una de las cosas que menos se esperaba el cordobés era una visita del salteño. Salta llegó a la casa de Córdoba y tocó la puerta. Córdoba no llego a escucharlo por lo que no hubo respuesta. Salta no tuvo de otra más que entran con la llave que estaba debajo de la maceta. Entro y la casa parecía la mera depresión. Subió las escaleras al segundo piso y escucho el llanto de su hermano. Lo reconocía muy bien, lo había escuchado tantas veces llorar cuando era niño que ya reconocía el llanto de todos sus hermanos.
Córdoba estaba sumergido en su almohada mientras intentaba llorar. Tanto había llorado en los últimos años que ya se había quedado seco. Se alarmó al escuchar la puerta de su habitación ser abierta, pensó que sus hijos habían llegado.
Salta:—¿Mi amor?, corazón... ¿Que te paso?, te fuiste tras Buenos Aires y no volviste... Me tenía preocupado.—
Claro, la única provincia que se preocupaba por sus hermanos había venido a verlo. Capaz hasta fue el único que se dió cuenta de que faltaba. Sintió como se sentaba en la cama y le acariciaba la cabeza. Al estar boca abajo no podía ver sus ojos rojos de tanto llorar.
Salta:—Siempre fuiste muy unido a Buenos Aires, supongo que el fue el chico que me contaste, te habías enamorado...—
Córdoba:—Si...—
Respondí con la voz quebrada.
Salta:—Es un sentimiento muy lindo y largo el que sientes... Y se cuánto cuesta dejar de amar a alguien, es como intentar sacar algo que incrustaste tan al fondo de tu alma, pero.... creo que con esfuerzo, todo se puede, se que me vas a decir que ya lo intentaste, pero sigue haciéndolo, yo nunca me rendí al cuidarlos y mírame, estoy tan feliz de la vida que tengo, por lo menos tu no estás solo, yo tampoco estuve solo, porqué yo siempre tuve a mis hermanos y tú también los tienes, a mi, a las demás provincias, a tus hijos y el más importante... Te tienes a ti.—
Córdoba no aguanto la emoción y abrazo fuertemente a Salta. Eso era lo que le faltaba. Recordar que no estaba solo, tiene muchas personas que lo quieren. Pero antes de volver a querer a las personas. Debía hacer algo mucho más importante. Aprender a quererse a él mismo.
Corto, porqué si. xD
Todavía no me morí. xd677 palabras
16/11/23
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*.✧Cancelado✧.*
Romansa¡No está cancelada! Córdoba y Buenos Aires. Uno más perdido que el otro, capaz no es suficiente su cariño por el otro como para seguir. (Créditos por la portada ORIGINAL a mi amix.)