Luz había estado pasando todas las tardes de la última semana en casa de Ainhoa. A pesar de lo intensas que eran estas sesiones de estudio, la chica disfrutaba mucho de la compañía de la pelirroja, que tenía un don para explicar conceptos complicados de manera sencilla, y su paciencia parecía infinita.
Esa tarde, Luz llegó a la casa de Ainhoa después de una mañana algo complicada en la universidad y es que Menchu, su amiga y compañera de biología, no había ido hoy a clase por lo que ésta se le había hecho larguísima.
Esperaba encontrarse con la misma atmósfera de estudio concentrado de siempre, pero cuando entró, notó que algo estaba fuera de lo común. Ainhoa la miró y pudo ver claramente como tenía los ojos enrojecidos y un pañuelo en la mano. ¿Había estado llorando?
Luz se acercó preocupada.
- ¿Ainhoa, qué ha pasado? ¿Estás bien?
Ainhoa sollozó y le explicó lo que había sucedido. Había tenido una fuerte discusión con Marta, antes de que Luz llegara. Las lágrimas corrían por su rostro mientras contaba cómo habían discutido sobre temas que habían estado acumulando tensión durante meses. Luz sabía que su tía Marta y Ainhoa habían tenido altibajos en su relación porque estos últimos días Ainhoa se había sincerado bastante con la chica y le había contado que las cosas con su tía iban cuesta abajo y sin frenos. Ainhoa decía que desde que se conocieron ambas habían sido el gran apoyo de la otra pero que, ahora que Marta había conseguido trabajo y volvía a tener su vida de antes, había descuidado mucho la relación y, por consecuente, a Ainhoa.
Sin dudarlo, Luz se sentó junto a Ainhoa y dejo que está se desahogara, compartiendo sus preocupaciones y miedos. Luz escuchó atentamente, sintiendo cómo la tristeza de Ainhoa se reflejaba en su propio corazón. A medida que hablaban, la conexión entre ellas se fortalecía aún más.
Después de un tiempo, Ainhoa se calmó un poco y miró a Luz con gratitud en los ojos.
- Gracias por escucharme, Luz.
Luz sonrió suavemente y respondió
- No tienes que agradecer nada, Ainhoa. Estoy aquí para ti, siempre estaré dispuesta a escucharte.
Luz le dio un abrazo reconfortante a Ainhoa, sintiendo cómo su corazón se aligeraba un poco. Luz sabía que su tía Marta y Ainhoa tenían muchos obstáculos que superar en su relación, pero estaba decidida a estar allí para Ainhoa en todo momento. El destino de Marta y Ainhoa seguía siendo incierto, pero lo que estaba claro era que Luz y Ainhoa habían forjado un lazo especial que no se rompería fácilmente.
Comenzaron a repasar plexo lumbosacro, pero parecía que ninguna de las dos estaba muy por el tema. Ambas evitaban mirarse a los ojos durante demasiado tiempo, y sus manos temblaban ligeramente cuando compartían un libro o una hoja de apuntes. Ainhoa, con sus piernas cruzadas bajo la mesa, parecía incómoda.
Luz intentó concentrarse en los apuntes, pero su mente divagaba constantemente hacia Ainhoa, no podía dejar de pensar en ella y eso empezaba a asustarla.
Ainhoa tosió nerviosamente, rompiendo el silencio incómodo.
- Luz, ¿te parece si hacemos una pausa? Necesito tomar un poco de aire.
Luz asintió con alivio. Salieron al pequeño balcón de la habitación, y el aire fresco de la noche les golpeó el rostro. Ainhoa se apoyó en la barandilla, mirando hacia el horizonte.
- ¿Estás bien?- preguntó Luz, preocupada por la expresión pensativa de Ainhoa.
Ainhoa suspiró.
- Luz, hay algo que necesito decirte.
Sus ojos se encontraron con los de Luz, y la tensión en el ambiente se hizo aún más evidente.
Luz tragó saliva nerviosamente.
- ¿Qué pasa, Ainhoa?
Ainhoa, con las manos temblorosas, alzó lentamente su mano derecha y acarició suavemente la mejilla de Luz. Los ojos de la chica brillaron con emoción mientras se acercaba lentamente. Cada centímetro que se acercaban una a la otra parecía una eternidad.
Finalmente, cuando estuvieron lo suficientemente cerca como para sentir sus alientos mezclarse, algo las interrumpió.
- Ainhoa, amor ya estoy aquí.- Era la voz de Marta.
- Estamos en la terraza.- contestó Ainhoa serena.
En poco menos de un minuto Marta apareció por la puerta del salón y salió a la terraza, avanzó hacia ellas y les dio un abrazo a cada una.
Luz y Ainhoa intercambiaron miradas incómodas mientras intentaban recuperar la compostura.
- Qué sorpresa verte aquí.- dijo Ainhoa, con una voz que revelaba su nerviosismo. - ¿no volvías pasado mañana?
Marta notó la tensión en el aire y arqueó una ceja.
- Los inversores se echaron para atrás a último momento y se anuló la reunión así que decidí venir a darle una sorpresa a mi novia.- Marta esbozó una sonrisa y le dió un leve beso en los labios a la pelirroja.- ¿Me he perdido de algo importante?
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Todo Contigo
RomantizmLuz había decidido que este año iba a centrarse al 100% en la universidad e iba a dejar de lado todo aquello que la distrajese de su objetivo: aprobar de una vez por todas la única asignatura que le había quedado pendiente del año pasado, anatomía...