Capítulo 17

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Pov Anna

¿¡Pero que chingados estaba pensando!?

Mi respiración estaba muy agitada, estaba camino a irme, no podía quedarme. Las cosas se pusieron muy intensas. No estaba en mis cables. Lo que no entiendo es como me olvidé de todo y me atreví a besarlo. Y lo peor fue que me siguió el beso.

No puedo. No puedo ofrecer nada. No tengo ese tipo de planes. Tenía que irme.

Me sentía un un poco mareada, caminaba tambaleando por lo que había bebido. Maldito alcohol. Y en este momento empecé a recordar todo. El por qué me había animado a venir aquí. Tenía muchos pensamientos en la cabeza.

Los flashbacks....

Tengo que irme. Tenía una voz más alta que todas diciéndome "No tienes nada atractivo para que el se fije en ti, solo quería ponerse caliente y tu estabas ahí" "No eres nadie".

No quería creerlo, pero esa voz cada vez se volvía más fuerte y opacaba a las demás.

Aún había mucho ruido por la música, estaba sudada, intentaba pasar entre la gente para irme. Quería llorar.

-Guapa, vamos a bailar- Un chico que nunca había visto me interceptó. Estaba borracho.

Lo ignoré, y me aparté. Me tomó con fuerza del brazo y me acerco a él.

-Es de mala educación no acceder cuando te están invitando- Me dio demasiado asco. Intentaba zafarme de su agarre, pero fue inútil, el idiota era muy fuerte.

-Déjame idiota- Le dije con un nudo en la garganta, mi respiración se agitaba. No más flashbacks por favor...

-Bailemos juntos y si las cosas se ponen calientes podemos ir a un cuarto arriba...- Me recorría con los ojos todo mi cuerpo. Sabía lo que quería.

Desgraciado. Quería irme, intenté zafarme. No pude. Quería gritar, pero la voz no me salía. Además, no me iban a escuchar.

-Imbécil, te dijo que la soltaras. - La voz de Max apareció a un lado del chico, estaban a la misma altura, juraría que Max le ganaba por poco.

-¿Y tú quién rayos eres? - Le dijo aquel chico acercándome más a él. Intentaba zafarme.

-Si no la sueltas mi puño se va a presentar en tu puta cara- Su mirada estaba muy oscura, definitivamente estaba enojado.

-¿Es tuya? – Preguntó con mirada picara. Me soltó. -Lo siento viejo, deberías de ponerle una correa...- Se rió a carcajadas, fue la sonrisa más asquerosa que había escuchado en mi vida, su voz, todo de el me repugnaba.

Max tensó la mandíbula por el comentario de aquel chico y de solo vi como en un segundo su puño se dirigió a la cara del chico, haciendo que cayera al suelo.

Me asusté, puse mis manos en la boca para ahogar un grito. Se lo merecía, pero...no lo se.

Seguido de esto Max tomó mi mano rápidamente y me dirigió hacia la salida de aquella mansión. Ni sabía a donde tenía que ir. Por suerte Max conocía la salida. Seguía agitada, su mano en la mía me ponía un poco nerviosa.

Saliendo sentí el frío chocar en mi cara. Y los dos nos quedamos parados. Silencio. Nadie dijo nada. Hasta que mire hacia mi mano y siguió mi mirada y la soltó de inmediato.

Se veía nervioso y tenso.

Yo me sentía igual....

-Gr...gracias, pero creo que no debis....- Le dije apenada mientras abrazaba mis brazos, no pude terminar la oración.

Después de la tormenta siempre hay un arcoíris Donde viven las historias. Descúbrelo ahora