Capítulo 1

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Tomé un sorbo de mi café caliente mientras miraba afuera por la ventana en las calles tranquilas de Primrose Hill. Era un domingo por la tarde y me estaba tomando un tiempo libre después de una ajetreada semana en el trabajo. Solo yo conmigo misma y el mundo encerrado en las páginas del libro que abría delante de mí.

Tenía una buena vida. De hecho, más que buena. Tenía la seguridad de un buen trabajo que me gustaba y, por primera vez en meses, tenía dinero para gastar en mi misma, además de en las tediosas facturas y gastos diarios. Estaba mirando el mundo con una luz diferente. El cielo era más azul que nunca y había empezado a darme cuenta de la frescura del aire a mí alrededor con más frecuencia de lo que había hecho antes. Primrose Hill era mi Nirvana en Londres y me recordaba que la vida en esa ciudad no eran solo metros sudorosos y abarrotados. Suspiré profundamente, sonriendo para mí misma mientras mi mente vagaba de vuelta al mundo del libro que me había cautivado. Mis ojos encontraron rápidamente el lugar en el que me había quedado.

Justo cuando pasé la página, la puerta de la pequeña e íntima cafetería se abrió y se cerró de un portazo, impresionando a las pocas personas con las que estaba sentada en completo silencio. La figura estaba de pie sin aliento, con su cabeza totalmente cubierta por un gorro de lana azul que apartaba unos cuantos mechones de pelo a través de sus mejillas. Su abrigo estaba abrochado hasta el cuello y sus hombros estaban encorvados, como si estuviese haciendo todo lo posible para mantener su identidad oculta. Mantenía la cabeza agachada, aunque podía ver una leve sonrisa en sus labios; una evidencia de la sorprendente escena que había causado. Le miré por un momento, curiosa por su abrupta entrada, preguntándome cual sería la causa para su repentina agitación y las respiraciones bruscas. Mi corazón empezó a golpear rápidamente contra mi pecho mientras él me miraba directamente, con ojos suaves y agradables y con una intensidad tan fiera que no pude quitar mi mirada de la suya hasta que la habitación volvió a los relajados murmullos de las conversaciones de los clientes. Fue entonces cuando descendí mis ojos a la página una vez más.

"Perdona, ¿te importa si me siento aquí?"

Mis ojos se elevaron hasta encontrarme con la figura que había interrumpido previamente la tranquilidad de la cafetería. Sus dedos estaban desabrochando su abrigo negro y ya había apartado la silla hacia atrás con su pie, preparándose para sentarse. Miré a mi alrededor para ver que todas las mesas y las sillas ya estaban ocupadas. Había estado tan enfrascada en el libro y en mis pensamientos que no me había dado cuenta de la gente que había entrado.

"Supongo que no tengo opción, ¿no?" Le sonreí, observando cómo me sonreía.

"Realmente no" Bromeó, antes de deshacerse de su abrigo y colgarlo en el respaldo de la silla.

Fue entonces cuando reconocí a la persona delante de mí, una inconfundible sonrisa perfecta a juego con una inconfundible presencia encantadora. Podía sentir mis ojos y mi mandíbula abrirse, así que tome un rápido sorbo de la taza delante de mí en un intento de disimular mi sorpresa. No estaba segura de si se daría cuenta o no, pero asumo, por la cara de diversión, que había visto mi expresión.

Dejé la taza de nuevo en la mesa y aclaré mi garganta.

"¿Me atrevo a preguntar acerca de la repentina entrada?" Me reí, inconscientemente haciendo círculos en la borde de mi taza con mi dedo índice,

"Paparazzi" Rodó los ojos. "No puedes escapar de ellos."

"Bueno, ese es el precio que pa-"

"-pagas por ser Harry Styles. Si, si, lo sé" Se rió. "Si me dieran una moneda cada vez que alguien dice eso, sería rico" No pude evitar reírme por su frase. "¿Qué hay de ti?" Continuó "¿Qué haces aquí?"

The Primrose Thrills (H.S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora