Capítulo 38

861 14 0
                                    

Dos paquetes llegaron a mi piso el sábado por la mañana y abrí el primero ansiosa al ver una tarjeta encima del papel negro; sabía inmediatamente lo que encontraría tras las finas capas.

'Para mi gata favorita con una insaciable curiosidad,
espero que te guste esto tanto como a mí.
Hasta esta noche. X'

Quité el papel como si estuviera cubriendo porcelana china, lenta y cuidadosamente, con las manos temblando con anticipación. La primera cosa que encontraron mis ojos era un tipo de máscara. La agarré con mis manos y la giré, estudiándola mientras mi corazón golpeaba rápidamente bajo mis costillas. Era toda negra con un flequillo a través de los ojos y orejas de gato encima, dos tiras para sujetarla. Me la puse y me miré al espejo, capaz de ver tras el flequillo si inclinaba mi cabeza en un ángulo concreto, aunque sabía que esto significaba que Harry haría de mi visión la mayor parte de la noche. La siguiente cosa que agarré fue lo que solo puedo describir como un arnés- un cuello con finas tiras de terciopelo que bajan por el cuerpo hasta ser atadas alrededor de los muslos. Había esposas para las muñecas y tobillos, juntas por cadenas de oro, desmontables si se necesitaba. Sin nada debajo, me expondría completamente, incluso mi pecho, así que me alivié al ver un body blanco en la caja, que asumí que iría debajo. Vi dos borlas a juego con la máscara, una colgando del ombligo y la otra a la espalda, que parecía que caería sobre mi trasero. Era ciertamente sexy y provocativo, pero había algo en ello que le daba la elegancia que sabía que a Harry le encantaba; un diseño para admirar el cuerpo femenino en toda su gloria. Luego vi algo que realmente hizo que me subiera la adrenalina, dejándome sin aliento cuando lo agarré en mis manos y me lo imaginé: un collar de cuero negro con una hebilla en la parte de atrás y un pequeño colgante con una llave en la parte superior. Cuando miré el collar de cerca, vi un pequeño 'H.S.' Grabado en el colgante. Suya. Era todo lo que me había imaginado y más.

Moví mi atención a la segunda caja, un poco más grande que el resto, y la abrí para encontrar un par de stilettos negros con la inconfundible y renombrada suela roja. Incluso estando sola y sin nadie que viera mi cara, mis ojos se abrieron y mis labios formaron una 'O' sin atreverme siquiera a pensar cuánto debieron de haber costado. Eran increíblemente bonitos y sabía que tendría que reunir todo mi esfuerzo para caminar con ellos. Puede que esta fuera la manera de Harry de mantener mi espalda recta y las nalgas tensas toda la noche...

Esa tarde, me quedé de pie delante del espejo con el body y el arnés, las esposas en mis tobillos y muñecas. Con los labios rojos y el pelo suelo en ondas como había instruido Harry, me veía y me sentía atractiva. El body se ceñía a mis curvas, entalladas por las tiras de terciopelo negro en varias partes de mi cuerpo. Las cadenas sonaban cada vez que me movía, lo suficientemente largas como para poder subir los brazos. Eran un suave recordatorio de que estaba atada a mi propio cuerpo así como al de Harry. El timbre de mi casa sonó y agarré la manta de mi cama y me envolví en ella. Segundos después, Harry estaba de pie delante de mi, vestido todo de negro como había hecho antes- un grueso abrigo desabrochado para revelar vaqueros, una camisa de manga larga que dejaba ver sus clavículas y se estrechaba en su torso. Estaba tan sexy como yo me sentía. Con una rápida demostración de sus dientes blancos y una mano a través de su pelo, entró y me siguió mientras yo caminaba de vuelta a mi habitación a ponerme los zapatos y agarrar mi bolso.

"¿Vas a quitarte eso para mí?" La profunda voz de Harry me paró y me giré para verle, con los ojos brillantes y los labios casi curvados en una sonrisa. Nos quedamos de pie uno delante del otro con los ojos inquietos y lentamente, solté la manta de mi cuerpo, cautivada por su mirada. La dejé caer al suelo, viendo sus pupilas dilatarse delante de mi, ambos completamente quietos y en un silencio en el que estaba segura de que podría oír el latido de mi corazón. Sus ojos se movieron a mi mesa donde había dejado el collar, listo para ponérmelo antes de que él llegara y caminó hacia él, cogiéndolo en sus manos y caminando detrás de mi. Con sus labios en mi hombro, cerró el collar alrededor de mi cuello y lo ató- tenso pero no demasiado- jugando con la hebilla como si se negara a soltarla. La llave y el colgante descansaban en mi pecho, justo donde mis clavículas se encontraban; no era muy pesado pero tenía el suficiente peso para sentir que estaba ahí. "Eres exquisita." Dijo lentamente, deslizando sus manos por la cara exterior de mis muslos y luego por mi cintura mientras trazaba los contornos. Moví mi cabeza ligeramente y él presionó un beso en mi cuello, tan delicado que me pregunté si me despertaría en ese momento. "Vas a hacer lo que diga, sin preguntas." Dijo suavemente en mi oído. "No vas a hablar a no ser que te de permiso para hacerlo, o a menos que me pidas permiso. Y cuando lo hagas vas a dirigirte a todos los hombres como Señor, incluido yo. ¿Lo entiendes?"

The Primrose Thrills (H.S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora