10. Dormir

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Nos fuimos a la habitación y Mimi me dejó una camiseta ancha. Me la puse y me tiré en la cama.

—Mimi ven —dije llamando su atención dado a que estaba tardando mucho.

—Voy, voy —dijo tumbándose conmigo en la cama.

Le di la espalda y la pegué a su pecho, ella misma se encargó de que me quedase completamente pegada a ella agarrándome de la cadera.

Luego acarició mis muslos y yo me removí incómoda.

—Mi bebé —dijo besando mi pelo, luego pasó a darme besos en el cuello mientras que con la otra mano levantaba mi camiseta y acariciaba mi cintura.

—Mimi —jadeé cuando su mano rozó el borde de mi tanga.

—¿Qué pasa amor?

—No sé es raro tengo algo en el estómago.

—Si te sientes incómoda dímelo —dijo antes de rozar mi sexo por encima de mi ropa interior con sus dedos haciendo que yo soltase un gemido —Estas empapada —dijo acariciando mi centro de abajo a arriba.

—Haz algo —dije suplicando por algo que ni yo sabía que era.

Ella metió la mano por dentro de mi ropa interior y sus dedos hicieron contacto con mi clitoris yo gemí y ella me empezó a succionar el cuello.

—Mimi —dije gimiendo más alto. De la nada dejó de tocarme, sacó su mano de debajo de mi ropa interior y me dejo tumbada boca arriba en la cama.

—Puedo —dijo señalando la camiseta, yo asentí y ella me miró orgullosa antes de quitármela.

Me pellizcó ligeramente el pezón y yo gemí por lo bajo, era una sensación muy rara pero en bien.

—Se siente bien.

—Son como un botón mágico cuando lo tocas crece y se pone duro —dijo antes de tocar el otro.

De repente acercó su cabeza a un de mis pechos y lo lamió de abajo arriba haciendo que yo gimiese al instante mientras prestaba atención al otro con la mano. Luego hizo lo mismo al contrario y yo tuve la necesidad de tocarla. Así que mis manos buscaron su culo y lo apreté con fuerza provocando que se separara de mi pecho para jadear.

—Mimi tócame —dije sintiendo una tensión en la parte baja del abdomen.

—Voy impaciente —dijo bajando mi tanga cuando subió beso mis cicatrices y por primera vez en mucho tiempo no me sentí incómoda con ello al contrario sentía el mimo que me daba.

—Mimi —dije jadeando.

A la segunda va la vencida y me tocó el clítoris y como reacción simultánea yo levanté la cadera para recibir más contacto. Sentía una tensión enorme en la parte de abajo de mi vientre.

—Mimi, si-sien —dije intentando hablar —siento tensión...—dije entre gemidos.

—Deja que explote —dijo succionando mi pecho otra vez y yo empecé a gemir alto hasta que solté un grito que llevaba el nombre de Mimi —¿Bien? —me preguntó sonriendo y yo asentí.

—Abrázame —le dije y no tardó ni dos segundos en abrazarme, pero me di cuenta de que estaba desnuda así que la separé y cogí mi tanga y su camiseta, que menos mal que estaban encima de la cama porque las piernas me temblaban un montón.

—¿Ya estás ready? —me preguntó sonriendo y yo me tumbé a su lado —Te quiero.

—Y yo —dije besándola antes de recostarme en su pecho y cerrar los ojos, aunque los volví a abrir cuando noté los latidos de Mimi súper fuerte sabiendo que los míos eran iguales y en ese momento me di cuenta de que esto era bonito.

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Me desperté y Mimi no estaba en la cama, fui a buscarla al salón y tampoco estaba, de repente escuché la cadena y me fui a la habitación otra vez.

—Mimi, pensaba que te habías ido —dije mirando como entraba por la puerta.

—Y dejar a la más guapa de España sola un día que no tengo que currar, no gracias —dijo metiéndose en la cama sin pensarlo.

—Ay Mimi con cuidado —dije cuando me clavó el codo en el pecho sin querer. Ese día estaba blandita y cualquier cosa me hacía daño.

—Perdón mi amor —dijo dándome besitos por toda la cara y yo sonreí.

—Te perdono si me abrazas y nos dormimos otro ratito más que ni es de día.

—Pues venga a mimir —dijo haciéndome la cucharita.

Yo me pegue a ella lo máximo que pude. Eso también incluía restregar mi culo en su cadera para tener una mejor postura.

—Belén —dijo acariciándome la cintura haciendo que yo dejara de moverme —Lo estás haciendo aposta —dijo en tono de niña pequeña.

—No, no, perdón —dije quedándome quieta al segundo. Ya tenía mi cuerpo pegado al suyo así que sentía todo su calor corporal.

Volví a cerrar los ojos y me volví a dormir mientras que Mimi acariciaba mi brazo con cariño.

—¿Como se puede ser tan bonita? —preguntó en un susurro y yo me di la y junté mi frente con la suya.

—T'estimo —dije antes de besarla.

—Yo también cariño —dijo cuando nos separamos.

Al rato me desperté porque Mimi se estaba moviendo mucho cuando la vi con los ojos cerrados y el ceño fruncido forcejeando para separarse de mi.

—Mimi, Mimi amor despierta —dije acariciando su carita con cariño.

—Suelta —dijo mientras se le escapaba una lágrima.

Yo la intenté despertar y cuando se despertó me miró y se hizo una bolita en la cama.

—¿Me puedo acercar? —dije al ver lo nerviosa que estaba.

Sus ojos verdes, ahora cristalizados me miraron y yo la sonreí con cariño. Ella asintió y me acerqué despacio a ella.

—No pasa nada —dije abrazándola con cariño —Yo te protejo —dije acariciando su pelo.

—Belén —dijo en un sollozo.

—Tranquila, estoy contigo, estás segura, todo está bien —dije cogiendo su mano apoyándola en mi pecho.

Cuando se tranquilizó me miró y yo la miré con todo el amor que mis ojos podían transmitir.

—¿Me lo quieres contar?

—No —dijo negando con la cabeza —No puedo.

—Vale amor ¿quieres que me quede o que me vaya a casa de Raoul?

—Quédate —dijo volviéndome a abrazar.

Ya no voy solita |Belén Aguilera y Lola IndigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora