17. Como te va?

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Cuando llegamos al restaurante nos bajamos del coche después de que yo pagara al conductor, después de una pelea larga sobre quién debería pagar el uber.

Cuando salimos le di la mano a Belén y ella me sonrió. Cuando entramos saludé a un niño chino, era el hijo de los dueños, a los cuales conocía bastante bien, porque me encantaba ese sitio.

—Mimi —dijo el niño antes de abrazarme.

—Hola Jian —dije sonriendo antes de agacharme.

—¿Quién es? —me preguntó señalando a mi invitada.

—Se llama Belén y es una amiga, bueno porque ella quiere, si no sería mi novia —dije en un susurro que claramente Belén escuchó porque se puso roja.

—¿Y le vas a pedir ser tu novia? —dijo Jian más bajito que yo.

—Hoy no, cuando estemos preparadas —dije antes de levantarme y acariciar el brazo de Belén.

—Voy a avisar a mamá de que estás —me dijo antes de salir corriendo.

Cuando encontró a su madre la empezó a hablar en chino, yo entendía palabras sueltas, como: Mimi, está aquí, novia, guapa.

—Mimi, este sitio es caro —dijo Belén afirmando una realidad.

—Si, pero luego voy a poder subir a tu casa y me meteré a tu cama.

—Dios que mal suena eso.

—Hola —dijo Mei-yin, la dueña del restaurante.

—Hola —dije sonriente.

—¿Mesa pala dos? —Yo asentí y me llevó a la mesa donde me solía sentar siempre, lo que pasa es que esa vez no iba sola.

Me encantaba esa mesa porque tenía un dragón en la ventana aparte de otro montón de dibujos, pero el dragón siempre captaba mi atención.

—¿Qué vais a quelel de bebel? —dijo mirándonos.

—Agua —dijo Belén.

—Yo también.

—Vale, ahola vuelvo —dijo yéndose a la cocina.

—Que maja, se nota que vienes mucho.

—Si, encima esta es mi mesa favorita, porque tiene un dragón —dije ilusionada señalando al dragón al lado mío.

—¿Traes aquí a mucha gente?

—No, solo he traído a Ricky, a mis niñas y ti.

—¿En serio? Pero así conquistas a cualquiera si te lo traes aquí.

—Ya, pero bueno, la única que se resiste a mis encantos es una chica que me gusta mucho y deberíamos olvidarnos mutuamente, pero es que me gusta mucho mucho, entonces pues esto es mi única opción porque encima no puedo usar mi boca de manera adecuada para conquistarla hasta dentro de dos semanas —dije viendo como la cara de Belén cambiaba y a mi me hacía gracia.

—Mimi, no digas eso que vamos a comer.

—Ya, pero yo quiero comer otra cosa y el médico no me deja —dije y Belén automáticamente se puso roja radiactiva —Eres un bebé tomate.

—Te has enterado de lo del COVID —dijo cambiando de tema.

—Si, yo espero que se quede allí, porque como venga aquí olvídate de los concis y tal.

—Ya. ¿Qué te vas a pillar de comer?

—Lo de siempre.

—Que es lo de siempre, para pedirme yo otra cosa y compartir.

Ya no voy solita |Belén Aguilera y Lola IndigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora