10.El precio a pagar

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DAVINA
Pietrasanta, Versilia
21 de enero

Despierto totalmente sola. «Es de esos» «Que tonta» me regaño.

Me quedo incorporo en cama con la mirada fija en las puertas de vidrio que dan al balcón, dándome la vista perfecta de la lluvia que cae sin dar tregua.

Él se fué dejándome sola luego de lo que pasó anoche. «Yo lo busqué no puedo culparlo...»

Es lo que no deja mi mente desde que desperté, por otro lado mi familia, principalmente mi madre ya que desde muy pequeña la he visto en sus crisis y como se exponía a todo tipo de peligros mientras las tenía.

Siento la necesidad de salir corriendo y llamar a casa. Me levanto con rapidez, vistiéndome, me pongo la camiseta de ayer, los jeans sin bragas  ya que esta destrozada y me calzo, me muevo por la habitación y en las mesas de noche, cómoda y closet busco mi móvil por minutos que parecen años. Hasta que encuentro un compartimento secreto dentro del closet, en una caja encuentro mi móvil, arma y ¿las bragas que perdí esa noche?

Tomo mi móvil y arma, me apresuro a dejar todo lo demás en su sitio y a unos metros de la puerta me quedo de pie guardando el móvil en mi ropa interior y el arma bajo mi ropa, actuando tan normal como puedo.

—Despertaste, bonita —habla mientras cierro la puerta a mi espalda.

—No a tu lado—suelto sin más y me observa por unos minutos.

—Eso...

—¿Con eso, te refieres a que anoche tuvimos sexo y que ésta mañana desapareciste?

—Es que yo...—No lo dejo terminar.

—Necesito salir de aquí ¿puedo? —pregunto y asiente sin mirarme y salgo como si nada. Al llegar al pasillo salgo corriendo del lugar rumbo al bosque sin importarme la lluvia.

Estando lejos de la propiedad apoyo mi espalda en el tronco de un viejo árbol y marco el número de mi madre que tras cuatro tonos responde.

—¿¡Quien es!? ¿¡Qué haces con el móvil de mi hija!? Cuestiona y empiezo a llorar.

—Soy yo mamá, Davina —el silencio que se escucha al otro lado me rompe y la escucho romper en llanto.

—Mi niña, ¿pero cómo?

—Lo siento por todo, estoy bien.

—No lo entiendo, Davi.

—Elijah Wright, estoy con él.

—¿¡Davina estás loca!?

—Tenemos un trato y gracias a eso sigo con vida, dile a la familia y a Ana, todo lo que ya te dije y por favor nadie de afuera se puede enterar que ustedes saben de esto. Me tengo que ir, te amo.

—Te amo mucho más, mi niña.

La llamada se corta y siento como me toman por la parte trasera del cuello, haciéndome caer al suelo y aprovecho para llevar la mano a mi espalda tomando el arma con la que lo apunto y él hace lo mismo.

—Baja el arma. —Ordena.

—¿Por qué no la bajas primero?

—Davina —advierte.

—No, no digas mi nombre, mucho menos si lo vas a hacer a modo de advertencia.

Ninguno de los dos deja de apuntarle al otro y es cuando me pongo de pie y corro bajo la lluvia. Siento sus pasos a mi espalda y de un momento a otro me voy al piso con él encima.

Furia (Killers #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora