11.El precio a pagar P2

17 10 0
                                    


DAVINA
Pietrasanta, Versilia
29 de enero

Me levanto tambaleándome, y por fin, después de tanto tiempo, una sensación de bienestar me invade. Camino hasta la pista de baile, donde las luces y la música lo envuelven todo. Nadie parece notar mi presencia, lo que me da una libertad que hacía tiempo no sentía. Canto, salto, dejo que la euforia se apodere de mis movimientos, perdiéndome en el ritmo.

El tiempo se vuelve borroso, y cuando la sequedad en mi boca me saca de mi trance, un chico con el que bailaba me ofrece su bebida. La tomo de un solo trago, sin pensar demasiado. Minutos después, lo siento más cerca, su cuerpo presiona el mío mientras se adueña de mi boca sin previo aviso.

Empiezo a sentirme extraña, el mundo se tambalea a mi alrededor. El chico intenta agarrarme del brazo, acercándome a él con fuerza. Pero de repente, alguien más me aparta, y suelto un quejido, mi mente se nubla.

—Amigo, ella está conmigo —dice una voz firme, pero el desconocido no se mueve. El otro se acerca y le lanza un golpe, pero no llega a concretarlo: Jaden lo detiene, con su mano envolviendo su cuello en un movimiento rápido.

—¿No sabes con quién te metes? —su voz es un filo, y con una navaja, traza una línea suave por la cara del chico.

—N-n-no...

—Te metiste con un Wright, y espero que recuerdes a quién besaste —replica Jaden, mientras el chico balbucea disculpas.

—Francis, sácalo de aquí —ordena Jaden, y Elijah me toma del brazo, guiándome hasta la zona VIP. Mi cuerpo se siente como si no me perteneciera, mis piernas son de plomo y mis pensamientos, un caos.

—¿Qué pasó? —la voz de Elijah me llega como un eco, pero me cuesta entender.

—Yo... —intento enfocar, pero todo se desdibuja—. No sé...

—Estás drogada —sus dedos sujetan mi mentón para que lo mire, pero en lugar de preocuparme, una risa involuntaria se escapa de mis labios.

—¡Jaden! —grita Elijah.

—¿Qué pasa? —cuestiona él, acercándose.

—¿Tú la drogaste? —indaga, y siento que los párpados me pesan más.

—No...

—Llama a Francis —Elijah apenas lo deja terminar, y Jaden desaparece mientras mi cuerpo amenaza con desplomarse. Elijah me sostiene, intenta que beba agua, pero el mareo me golpea como una ola.

—Elijah...

—¿La drogaste? —insiste él, con el rostro tenso.

—No... —balbucea el otro.

—¡Dime la verdad!

—Faye me pidió heroína, dijo que tú le diste la orden de traerla, por si acaso...

—Hace cinco días ordené que la dejaran —escupe Elijah, interrumpiéndolo con furia—. Tráeme a esa maldita, dile a Jaden que venga, y vete si no quieres que te rompa la cara o peor.

Elijah me lleva al baño y me arrodilla frente al inodoro. Abre mi boca y mete sus dedos hasta mi garganta, provocándome arcadas hasta que todo lo que había consumido sale de golpe. Se lava las manos mientras otra oleada me sacude, y yo me desplomo, entre lágrimas y temblores.

—Solo quiero volver a casa —murmuro entre sollozos.

—Ven aquí, lo siento —su voz es baja y cargada de arrepentimiento mientras me acerca a su pecho, acariciando mi cabello. Me deja un beso en la frente, limpiando mis lágrimas con la yema de sus dedos.

Furia (Killers #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora