El dragón con sed de venganza despertará. ¿Podrá Aemir controlar su ira o caerá preso de la oscuridad que amenaza con consumirlo? ¿Será el mundo reducido a cenizas por el fuego de su ira?
Adéntrate en la historia de Aemir Targaryen, primogénito del...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Chapter Eight: Reina del amor y la belleza
✦
La gran sala del banquete estaba iluminada por cientos de velas y adornada con estandartes de la familia real. Los nobles y caballeros, vestidos con sus mejores galas, conversaban animadamente, llenando la sala con un murmullo constante. Aemir entró, seguido de Helaena, y se dirigieron a la mesa de la familia real. El rey Viserys estaba hablando con Lord Borros Baratheon, sus voces bajas y sus expresiones serias mientras discutían algún acuerdo importante. Daemon, estaba sentado cerca de su hijo, observándolo con una mirada crítica. Aemir sintió la tensión aumentar al notar la mirada penetrante de su padre.
—El hombre al que heriste en el cuello. Probablemente morirá.—dijo daemon su tono sardónico y burlón
Aemir se tensó, sus músculos rígidos al escuchar las palabras de su padre. Sentía una mezcla de culpapero sabía que mostrar cualquier señal de debilidad solo alimentaría las críticas de Daemon.
Daemon notó la tensión en su hijo y continuó, con una voz gélida y calculada.
—La compasión te hará débil, Aemir. Si quieres ganar mañana, no puedes permitirte sentirla. Tus oponentes no tendrán piedad contigo.
Aemir lo miró fijamente, intentando mantener la calma.
—Lo sé. —respondió, su voz firme aunque la tensión era evidente en sus ojos.
Daemon soltó una risa fría, apenas perceptible.
—¿Crees que esto es un juego? Si quieres sobrevivir en este mundo, debes endurecerte. No hay lugar para la piedad en el campo de batalla —dijo, su tono cortante.
Aemir asintió, manteniendo la mirada de su padre. Daemon lo miró de arriba abajo, evaluando cada palabra, cada gesto.
—No tendré compasión de nadie— respondió —contento
—Más te vale. Porque si fallas seras una vergüenza —dijo, antes de apartar la mirada y centrarse en su copa de vino.
—Si pierdo seré yo a quien miren como un fracaso no a ti—hablo Aemir sus palabras cargadas de una verdad contundente
Mientras tanto, el rey Viserys y Lord Borros Baratheon finalizaban su conversación. Con una sonrisa, Viserys extendió la mano y Lord Borros la estrechó firmemente, sellando el acuerdo.
—Es un trato, Lord Borros. Agradezco su lealtad y compromiso —dijo Viserys, su voz llena de satisfacción.
—El honor es mío, su majestad. Estoy seguro de que esta alianza será beneficiosa para ambos —respondió Lord Borros, inclinándose respetuosamente.
