El dragón con sed de venganza despertará. ¿Podrá Aemir controlar su ira o caerá preso de la oscuridad que amenaza con consumirlo? ¿Será el mundo reducido a cenizas por el fuego de su ira?
Adéntrate en la historia de Aemir Targaryen, primogénito del...
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Chapter Fifteen: Corazones Reencontrados
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El día antes de la boda, el barco de Aemir arribó al puerto con una calma casi ceremonial. Alicent y Helaena esperaban en la entrada de la Fortaleza Roja, sus rostros resplandecían con una mezcla de emoción y alegría contenida. Alicent, con su elegante vestido verde esmeralda, estaba visiblemente emocionada, mientras que Helaena, en un vestido azul pálido que acentuaba su dulzura, mantenía la compostura, aunque sus ojos denotaban un profundo anhelo.
A lo lejos, Rhaenyra y las gemelas observaban con una ansiedad contenida, esperando a Daemon. La tensión entre ellos era palpable, reflejando el tumulto interno que acompañaba cada evento significativo.
Cuando Aemir cruzó el umbral de la Fortaleza Roja, sus ojos buscaron de inmediato a Helaena. La visión de ella, en pie junto a Alicent, hizo que su rostro se iluminara con una alegría genuina. La distancia que había mantenido con ella durante su tiempo de exilio se desvaneció en el instante en que sus miradas se encontraron.
Alicent fue la primera en romper el silencio. Con una calidez maternal, extendió los brazos hacia Aemir.
—Aemir, bienvenido a casa —dijo, su voz cargada de emoción. Aemir se acercó y la abrazó con ternura.
—Tía, es un placer verte de nuevo —respondió, su voz resonando con un agradecimiento profundo que las palabras no podían capturar completamente.
Sus ojos, sin embargo, se desviaron hacia Helaena, quien estaba observándolo con una expresión de expectante esperanza. Aemir sintió una oleada de emoción al ver su rostro iluminado por una sonrisa que parecía deslumbrar más que el propio sol.
—Helaena —dijo Aemir con una voz que tenía un toque de reverencia, acercándose para tomar su mano con una delicadeza que sugería la importancia de cada toque.
—Aemir —respondió Helaena, su sonrisa iluminando su rostro y desbordando la calma de la espera. Sus ojos, llenos de emoción contenida, se encontraron con los de él, mostrando una mezcla de alivio y alegría.
Aemir se inclinó y le dio un beso en la mejilla, un gesto cargado de ternura y afecto. Helaena, al sentir el contacto cálido y familiar, cerró los ojos un momento, dejándose envolver por la emoción del reencuentro. Sus labios se curvaron en una sonrisa suave mientras el suspiro de alivio escapaba de sus labios.
—He contado los días para este momento —dijo Aemir, su voz temblando ligeramente, revelando la profundidad de su anhelo.
—Y yo he esperado con ansias verte —respondió Helaena, sus ojos brillando con una esperanza largamente esperada.
Alicent, al observar la conexión palpable entre ellos, sintió un profundo alivio. Era consciente del vínculo inquebrantable que los unía y su corazón se regocijaba al ver la reunión tan esperada. —Vamos, entremos a la Fortaleza —sugirió Alicent, guiándolos hacia el interior con una gracia que contrastaba con la palpable excitación del momento.
