14. Fidelity to the test

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Chapter fourteen;Fidelidad a prueba

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Chapter fourteen;
Fidelidad a prueba

Los días en Lys y King's Landing transcurrían con la misma monotonía Aemir y Helaena continuaban enviandose cartas una de ellas Helaena confesó a Aemir que Aemond, en un atrevido intento, había tratado de besarla en una ocasión Sus palabras resonaron en la mente de Aemir con una mezcla furia contenida «Maldito Aemond», susurró entre dientes mientras leía la carta una y otra vez. «Si tuviera la oportunidad, le arrancaría el otro ojo con mis propias manos». Sin embargo, sabía que estaba atrapado en un exilio forzoso, incapaz de actuar físicamente contra su primo

A pesar de la sobredosis que casi le costó la vida a Aemir a causa de las hierbas que Simón le había dado, la amistad entre ellos se había fortalecido de una manera peculiar. Sin embargo, Aemir no podía olvidar el efecto embriagador de las hierbas y le había solicitado más a Simón.

—No quiero problemas con daemon—explicó Simón—no puedo arriesgarme si el se entera que te doy hierbas de nuevo podría ser mi fin

—No tiene porque enterarse—insistió Aemir casi suplicante—solo un poco es todo lo que necesito.

Pero Simón se mantuvo firme en su decisión, sacudiendo la cabeza con tristeza.

—Lo siento, Aemir. No puedo hacerlo.

Aemir se resignó, comprendiendo que no iba a lograr convencer a Simón. Sin embargo, la frustración y la necesidad seguían latentes en su interior.

Cuatro meses habían pasado desde su exilio, y la relación entre Aemir y Daemon seguía siendo tensa y distante. El recuerdo del asesinato de su madre por manos de Daemon era una sombra que oscurecía cualquier intento de reconciliación. Aemir no podía perdonar al asesino de su madre, aunque Daemon hiciera intentos  por enmendar su error. La herida era demasiado profunda y la traición, imperdonable.

El magíster donde se estaban quedando organizó una gran fiesta, llena de música, comida y muchas bailarinas que se movían con gracia por el salón. Aemir, sin embargo, se mantenía alejado de la celebración, su única compañía era una copa de vino. Sentado en una esquina oscura, observaba la fiesta con una mezcla de indiferencia.

Daemon, notando su aislamiento, se acercó a él. Su presencia imponente destacaba entre los asistentes, y una sonrisa astuta se dibujaba en su rostro.

—¿Qué quieres? —preguntó Aemir sin apartar la mirada de su copa, su voz cargada de desdén.

Daemon se sentó a su lado, su tono despreocupado pero firme.

—Necesitas la compañía de una mujer —dijo, señalando con la cabeza hacia las bailarinas que se movían seductoramente al ritmo de la música.

Aemir levantó la vista lentamente, sus ojos  reflejando una determinación férrea.

—No. —Su respuesta fue tajante, sin dejar espacio a dudas.

𝐃𝐫𝐚𝐠𝐨𝐧 𝐁𝐥𝐨𝐨𝐝 ✦ 𝐇𝐞𝐥𝐚𝐞𝐧𝐚 𝐓𝐚𝐫𝐠𝐚𝐫𝐲𝐞𝐧 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora