-Acércate, Draco...-
La voz de Voldemort, fría y desprovista de emoción, le ordenó que se acercara para finalizar el ritual, marcándolo con su sello. A la izquierda de este se encontraban Bellatrix y los padres de Draco, ambos con expresiones de pánico al estar tan cerca del susodicho. A la derecha estaba Snape, con su típica expresión imperturbable, observando la escena. La iluminación en el salón de la Mansión Malfoy era tenue, creando un ambiente sombrío y frío.
Draco comenzó a caminar lentamente hacia Voldemort. Ahora era su turno, después de que Zabini ya hubiera sido marcado y permaneciera en un rincón de la habitación, mirando su brazo con el ceño fruncido.
-Vamos cariño...¡Nuestro Señor se impacienta!.- Bellatrix, sin darse cuenta de cuándo se había acercado, colocó sus manos huesudas en sus hombros y lo impulsó a avanzar más rápido con un brusco gesto.
Se detuvo a un metro de distancia de Voldemort, quien se acercó lo suficiente para agarrar su brazo y desnudarlo, dejando su pálida piel al descubierto. El rostro de Draco era serio, imponía estar delante del Señor Tenebroso, pero eso no le importaba. En esos momentos, su mente viajaba a aquel campo en donde había destruido a Harry Potter por dentro.
-¿Juras lealtad a la sangre pura y odias de por vida a aquellos que se hacen llamar magos habiendo nacido de muggles?- Fue la pregunta que Voldemort le planteó.
Draco regresó a la realidad casi de inmediato, mirando a Voldemort a los ojos. Aquella pregunta lo ancló nuevamente en la situación.
-Vamos hijo mío...- Dijo la madre de Draco susurrando, con cara de preocupación.
-Lo juro...-
-Bien bien... - Voldemort sacó su varita de la túnica y comenzó a realizar movimientos sobre la piel de Draco, formulando palabras en parsel.
Un humo negro surgió de la varita, envolviendo el antebrazo de Draco y penetrando en su piel. Poco a poco, las marcas comenzaron a tomar forma, destacando especialmente una serpiente que se enroscaba alrededor de su brazo antes de posarse en el centro de la marca.
Aunque Draco estaba sufriendo en silencio, no mostraría signos de dolor ante Voldemort. A pesar de que la marca parecía simple, le provocaba un dolor agudo y persistente. Su rostro solo reflejaba un ligero fruncimiento del ceño, al igual que el de Zabini.
-Cumple con lo que se te ha encomendado... y no falles, ¿entendido, Draco? Las consecuencias podrían ser... mortales. - Voldemort retiró su varita y la guardó en su túnica, manteniendo su sonrisa arrogante.
-Por supuesto...Mi Señor.- Respondió Draco con resolución.
-¡Excelente!- Voldemort soltó una carcajada tenebrosa. -Entonces...os podéis retirar.- Acto seguido se desvaneció ante sus ojos, junto con Bellatrix y Snape, dejando a Draco, sus padres y Zabini en la sala. Su madre se acercó a él y lo abrazó, acariciándole el pelo con ternura.
-Lo has echo muy bien, Draco, de verdad.- Le dijo mientras le daba un beso en la mejilla.
-...- ¿Hacerlo bien? Claro que sí. Había jurado odiar a todos los magos nacidos de muggles y, por lo tanto, odiar a Harry Potter con todas sus fuerzas. Draco apartó a su madre rápidamente y miró a su padre con desprecio, considerándolo un cobarde y un lameculos en potencia del Señor Tenebroso. Luego se acercó a Zabini, observando las marcas en sus brazos.
-Sigue doliendo, ¿verdad?- Preguntó Draco.
-Eso no es lo que me importa... - Zabini lo miró seriamente. -¿Por qué le dijiste esas mentiras a Harry? - Preguntó sin rodeos.
ESTÁS LEYENDO
Perdiéndome Entre tus Brazos. (Drarry)
Fanfiction.・.・ღ Todos estos años llenos de burlas, enfrentamientos e insultos que le propinaba Draco Malfoy solo le hizo comprender a Harry que se sentía más vacío que nunca. A pesar de su rivalidad, Draco nota un cambio repentino en el comportamiento de Pott...