14 Pesa más la rabia, que el cemento.

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8:00 De la mañana, Lunes. 

Notaba el frío apoderarse de su cuerpo entumecido, como el frío suelo de piedra calaba en su interior. Se fue despertando poco a poco, abriendo y cerrando los ojos para acostumbrarse a la luz, ya que los rayos del sol que entraban por la ventana dificultaban su visión. Sin embargo, eso era lo que menos le importaba. En esa habitación, que la noche anterior parecía un lugar de ensueño, había vuelto a convertirse en la solitaria Torre de Astronomía... únicamente con él dentro.

Reaccionó rápidamente. Se enderezó, llevando una mano a la espalda que tenía adolorida por el tiempo que había pasado tumbado. Una fina manta cubría su desnudez, pero al incorporarse, esta resbaló y dejó al descubierto su torso canela. 

-Draco...- Fue lo primero que salió de sus labios, en un susurro casi inaudible. Se levantó y recogió su ropa, que estaba colocada a su lado, no sin antes tomar una nota que descansaba sobre ella. Acomodó sus gafas y comenzó a leer lo que estaba escrito:

-*La hora a llegado...Gracias por todo, nunca voy a olvidar esta noche... D.M*- 

-La hora... -Harry miró fijamente la hoja como si esperara encontrar algo más escrito, pero solo encontró esa única frase escrita en una hermosa caligrafía.

Una angustia se apoderó de su ser, y llevó inconscientemente una mano al pecho, justo sobre su corazón. Dolía...dolía como los mil demonios. Quería ver a Draco, necesitaba que le explicara esa nota, que parecía ser una despedida. Tenía un presentimiento, una sospecha clara de lo que podía significar. Se iba a ir con Voldemort. 

Harry se vistió con rapidez, con la esperanza de encontrar a Draco cerca. Salió corriendo, nota en mano, para pedirle, más bien suplicarle, que no se fuera de su lado. 

-No te vallas, por favor, no ahora...¡¡Draco!!- Pensaba en su interior, corriendo como si le fuera la vida en ello, con las lagrimas sobresaliendo de sus ojos.

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El pasillo estaba lleno de estudiantes que se dirigían al Gran Comedor para desayunar, y entre ellos estaban Ron y Hermione, conversando con expresiones preocupadas. Harry llegó hasta ellos, tropezando con algunos chicos que lo miraron con molestia después del fuerte impacto. Algunos, como Neville Longbottom, cayeron al suelo, confundidos por la figura de Harry corriendo.

-¡Harry! ¿Dios donde has estado? estábamos hablando de ti hace un momento.- Dijo Hermione. Miraba a su amigo totalmente exhausto. 

-Si hermano, no has venido a dormir a la Torre, ¿Qué a pasado? - Preguntó Ron dubitativo. 

-¿Ha-habéis...visto a Draco?- Se apoyó en sus rodillas, recogiendo bocanadas de aire ante tal carrerón que se había pegado. 

-¿Draco? ¿No has estado con él a la noche? Al menos es a la conclusión que llegamos Ron y yo...-

-Estaba, pero esta mañana ha desaparecido, y no lo encuentro por ningún lado.- Respondió Harry después de enderezarse. En sus ojos estaban posados el terror que le causaba no volver a ver más a Draco. 

-Bueno, lo más probable es que esté desayunando, ¿Por qué no lo comprobamos? Andando.- Hermione se puso en marcha, seguida de Ron, quien ayudaba a Harry a caminar, ya que sus piernas temblaban un poco.

Llegaron al Gran Comedor y tomaron asiento en sus lugares habituales. Harry mantenía su mirada fija en la mesa de Slytherin, pero no había señales de Draco ni de Blaise Zabini. Miró a Ron y notó que también estaba preocupado, aunque conservaba una expresión más serena. La presión comenzaba a agobiar a Harry, su cuerpo temblaba, sus ojos se nublaban, y le parecía que estaba atrapado en una pesadilla.

Perdiéndome Entre tus Brazos. (Drarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora