Capítulo 9

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Cierro los ojos, aspiro todo el aire que mis pulmones me permiten, y me preparo para retirar la daga clavada en mi hombro sin pensarlo demasiado. El que pudo ser un grito de dolor no es más que un leve gruñido. Sé que, pasado un tiempo, la herida de la cual ahora brota una gran cantidad de mi sangre dolerá más que en este momento.

Wells se acerca a mí con un botiquín, y en su cara veo toda la intención que tiene en ayudarme. Esto me permite ignorar mejor el dolor punzante.

—¿No te dolió quitártela? —ambos sabemos que la pregunta no es más que una estrategia para dar paso a una conversación. Debe suponer muy bien que esta labor debe haberme acostumbrado al dolor lo suficiente como para no titubear tanto a la hora de enfrentarlo y resistirlo.

—No. Aunque estoy segura de que dolerá mucho después —una vez termino de hablar, hago una mueca y gruño de nuevo cuando me rocía un poco del líquido que contiene el spray en su mano. Consigue que el dolor se intensifique por unos segundos.

—Lo siento —se disculpa Wells, esbozando una pequeña sonrisa.

—Estoy bien —respondo.

—Por suerte no es muy profunda —se acerca a mi hombro y lo examina—. Te daré un poco más de morfina.

Yo asiento. Pone un poco más de la sustancia y esta vez no me parece que duela tanto. Tal vez sea la propia morfina la que esté actuando tan rápido como analgésico.

Estoy muy cansada. No hemos regresado aún a Dublín, porque curarme toma algo de tiempo. Rhy se ve un poco desesperado, pero no dice nada, y me parece bien eso, porque un comentario de su parte me hará olvidar que tengo el hombro herido y darle un fuerte golpe en la cara.

—¡Bien, ya está! —Wells (que al parecer se llama Julia), termina de vendarme el hombro.

—Gracias—asiente con la cabeza ante mi agradecimiento y se marcha.

Kate se acerca y se arrodilla a mi lado, con cara de preocupación y cansancio.

—¿Estás bien?

—Sí, solo es un pequeño corte. He tenido peores, créeme—sonrío para tranquilizarla, y parece funcionar.

—¿Pequeño? —se toma por sorpresa lo que afirmo—. De acuerdo. Solo quería darte las gracias.

—¿Qué? ¿Por qué? —pregunto, confundida.

—Tú me salvaste la vida. Eso lo sé, Hayley.

—Ah... —lo había olvidado. De hecho, no quiero pensar en nada que tenga que ver con nuestro reciente fracaso—. No, eso no fue nada, solo parte del trabajo. Descuida.

—Claro que sí, no seas tan modesta. Sé que esa espada me hubiera matado. Me salvaste, y estoy en deuda contigo.

—No hay necesi...

—Solo acepta mi gratitud —me interrumpe Kate, y luego sonríe.

—De acuerdo —nunca antes me habían dado las gracias con tanta calidez y sinceridad, y mucho menos después de haber arruinado una misión. La verdad, se siente bastante bien.

—Mejor te dejo para que descanses un poco—dice, y se va.

Me levanto y camino hacia Rhy. Él se percata de que me dirijo a su posición, así que acorta más rápido nuestras distancias caminando hacia mí.

—Oye, lo siento por arruinarlo todo. No era mi intención hacerlo.

—Solo hay que esperar la reacción de Diana... —expresa, con cierto tono preocupado.

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