Con dificultad, consigo fijarme mejor en aquello que creo me ha causado este extraño estado de inmovilidad. Lo cubren las sombras, y no solo las de esta casa, sino también las que su oscura aura expele.
—Creí que eran mitos, que ya se habían extinguido —expresa alguien, aterrado, pero no me preocupo por saber quién lo dice. El miedo que ahora siento es imposible de describir. Si bien esa cosa se acerca con una lentitud estremecedora, su aterradora mirada es tan aterradora que, aún si pudiera moverme, estaría paralizada por el horror.
—N-no puede ser cierto —consigo decir—. Ellos son... son las leyendas..., los Doomkolls—nunca había creído, ni siquiera me había preocupado por pensar muy bien en cómo lucirían realmente, pero está claro que aquí hay uno, bajo el mismo techo que nosotros.
Son reales, y si algo les gusta es matar.
—Debemos... avisar a los... otros, Rhy.
—Eso intento, pero nadie me responde, ¡creo que perdí la conexión! —El pánico se instala en mí al escuchar eso.
Mi cabello es jalado fuertemente hacia arriba, por una criatura que en segundos ha conseguido estar a pocos centímetros de mí. Grito instintivamente. El Doomkoll me sujeta ahora del cuello clavándome sus garras.
—¡Aquí estás! —Me lanza contra la pared, con una fuerza sobrehumana, consiguiendo que todo el aire salga de mis pulmones.
Jadeo, en busca de aire, al tiempo que el Doomkoll se acerca despacio. Cuando lo tengo muy cerca, se agacha a mi altura y me coge de la garganta.
—La última de los Scherzer —expresa la criatura, con una vez gruesa y gutural—. Después de todos estos años por fin te encontramos, y para mi es un honor haberte atrapado —tal afirmación me parece acelerada. Aún no me tiene presa..., y no pienso terminar en esa situación.
Hueles delicioso —el Doomkoll me olfatea—. Te digeriría ahora mismo, pero el jefe te quiere viva. Aunque tal ves pueda probarte un poco, ellos no se enterarán —cuando se está acercando a mí una bala de plasma lo golpea la espalda. Éste, en medio de sus gritos, me agarra de mi hombro izquierdo para evitar caerse, clavando sus garras y haciendo que mi herida anterior sea reabierta y se agrave. Grito de dolor, mientras que Rhy lo aparta de mí y me lleva con él. Conseguimos escapar. No sé si esa criatura nos persigue. Corremos y nos ocultamos en una habitación, tratando de disimular la respiración agitada.
—¿Estás bien? —su rostro refleja preocupación. Me revisa el hombro y comprueba lo que yo ya suponía—. Vas a estar bien. Lo prometo —lágrimas salen de mis ojos. Él me atrae a su cuerpo, suavemente, para abrazarme.
—No... no puedo... respirar bien—me suelta inmediatamente. Gimo de dolor por el brusco movimiento.
—Lo siento, lo siento —siento mis pulmones ardiendo—. Yo... yo vi a Allison y a Taylor. Ellos...—suspira temblorosamente—, ellos están muertos, Hayley.
¡¿Qué?! No... No puede ser verdad, lo que dice. Ellos no... ¡No pueden estar muertos!
Comienzo a sollozar. Con un brazo rodeo en cuerpo de Rhy y apoyo mi frente sobre su pecho. Las lágrimas ahora se derraman con más intensidad que antes, por mis mejillas.
—Estamos solos —sentencia—. Nadie puede ayudarnos ahora. No es mucho lo que podemos... hacer.
¿Tan fácil se esta rindiendo? No, no voy a permitir que su negatividad me destruya.
—No, no vamos a morir. Saldremos de aquí.
—Hayley... —su voz cada vez es más apagada—. Es un Doomkoll, es una criatura legendaria —ríe sin humor—. Es la raza de demonios más poderosa.
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Red Demon
ParanormalHayley Scherzer es una chica de diecisiete años que cada día arriesga su vida por un propósito que desconoce. Siempre sigue órdenes. Nunca pregunta. Solo cumple. Lo único que sabe es que hay criaturas mortales que amenazan con destruir a la humani...