El dolor en mi cabeza es tan intenso que me arrastra lejos del mundo mágico de paz donde no existen las preocupaciones.
A mí terrible estado se le suma una fuerte presión en mi pecho, que me hace imaginar a un elefante sentado sobre mí. Esto apenas puedo respirar bien, y lo terrible es que cada vez que mi pecho se levanta o contrae todo mi cuerpo duele.
Leves recuerdos inundan mi cabeza, recuerdos que solo tratan sobre lo que sucedió en mi última misión. También pensamientos y las muchas otras cosas que hubiesen podido pasar.
Pude haber muerto. Pudimos haber muerto todos; o también nos hubiésemos salvado, si tan solo hubiéramos sabido qué nos iba a querer sorprender.
No sé cómo estoy viva, pero lo agradezco.
Cuando abro los ojos parpadeo varias veces hasta que mi visón se acostumbra a la luz. Veo que estoy en una cama de la enfermería, en Leeds, y debo decir que esta si es una cama de verdad, una cuya comodidad no se iguala a la de las camas en las que tanto he dormido durante tantos años.
Solo he estado una vez en este sitio, pero aquella vez yo no estaba tan grave como lo estoy ahora.
El lugar es de un sencillo color perla, y las habitaciones están divididas por medio de cortinas. No es muy grande, su tamaño es suficiente para albergar a la mitad de personas del búnker. Descubro a Drexler está sentado a mi derecha, en una silla que no parece muy cómoda. Tiene los ojos cerrados, al parecer duerme, pero cuando me muevo los abre inmediatamente.
—Hayley... —suspira, con un tono de alivio y también sorpresa—. Por fin despertaste. Estaba muy preocupado.
Me sorprende que, en esta ocasión, sea así de abierto con sus sentimientos. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que conocí su carácter más amable, pero es obvio que debe afectarle el hecho de que casi me muero. En su rostro se refleja mucho el cansancio, y eso es algo que no le favorece al atractivo que él suele tener.
—¿Sabes dónde estás? —Hace la pregunta.
—Sí, en la enfermería —suspiro—. Me duele todo... —mi respiración ya no es tan forzada, sin embargo eso es lo único que se ha aligerado; mi cabeza ahora siente unas pulsaciones terribles.
Drexler suelta una carcajada, lo cual hace que me relaje un poco y despues dice:
—Estoy seguro de que así es. La verdad es que no sé cómo pudiste sobrevivir a una situación tan fuerte, y me alegra muchísimo que estés aquí, viva..., de que seas tan fuerte —todo lo dijo de una manera cálida y sincera, lo se por que él no siempre fue tan frío y distante—. Nos informaron que se había desarrollado una especie de masacre en Booterstown, y cuando me llamaron y me dijeron que tu estabas involucrada yo... —desvía la mirada y se aclara la garganta—. Creí que estabas muerta. Me dijeron que habían tres heridos y tres muertos. Viajé inmediatamente y me aseguré de que estuvieras estable para traerte.
—¿Cuánto tiempo llevo inconsciente?
—Tres días —responde el Doctor Mauer que acaba de entrar. Es un hombre de edad, estatura baja y cabello cano. Su mirada transmite calma y serenidad, como debería todo buen doctor—. Hola Hayley.
—Hola.
—¿Cómo te sientes? ¿Algún dolor?
—Sí... —trato de sentarme, pero me detengo por que mis costillas protestan por el dolor—. Todo mi cuerpo duele. Mi cabeza me está matando.
—Lo siento, me encargaré ahora mismo. Eric, sé amable—dice en tono de burla haciendo que Drexler bufe, después sale de la habitación.
—¿Cuál es mi diagnóstico?
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Red Demon
ParanormalHayley Scherzer es una chica de diecisiete años que cada día arriesga su vida por un propósito que desconoce. Siempre sigue órdenes. Nunca pregunta. Solo cumple. Lo único que sabe es que hay criaturas mortales que amenazan con destruir a la humani...