Despertar.

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Narra Isabella:

Me asombró mucho la llegada de Ale al hotel, pero a la ves era agradable volver a oír su voz, sentir su respiración cerca de la mía, que nuestros labios se encontrase a escasos centímetros.

Pasaron seis meses desde nuestro último encuentro, pero su rostro no había cambiado, era aún más atractivo que la primera vez que coincidimos en el ascensor.

Él se encontraba a mí lado, transmitiéndome la tranquilidad y seguridad que necesitaba en esa noche desierta.

Nos encontrábamos charlando frente a la playa, acostados en una tumbona, bajo la influencia de la luna y las estrellas.

Oía la voz de Ale, mientras mis ojos se iban cegando, y mi mente quedaba inconsciente, a tal punto de quedar dormida.

Narra Alexander:

Isa se había dormido, no sabía si llevarla de brazos hasta mi habitación o quedarme a dormir junto a ella bajo la noche estrellada.

Después de darle vueltas a mí cabeza, decidí tomarla en mis brazos y llevarla a mi habitación, para que pudiera descansar cómodamente.

Al llegar a la habitación, la acosté en mi cama, acurrucándola con una suave manta. Apagué las luces, y me tumbé en el sofá, pues no quería ser descortés, ni aparentar ser atrevido.

- Ale, puedes acostarte a mi lado, no es necesario que duermas en el sofá.- susurró Isa.
- Estás segura Isa, no te molesta que duerma junto a tí.
- No, ven, acuéstate a mi lado.

El susurro de Isa dejó mi sangre congelada y dió lugar a la mente extrapolar un momento irreal. Cuerpo contra cuerpo me fue dejando inmóvil, como si fuera víctima de un veneno letal. Sentía la respiración entrecortada, la piel erizada y ya mi cuerpo respondía instintivamente a sus deseos, aún cuando mi cerebro dictaminaba que no era lo correcto .

Al despertar Isa tenía una de sus manos tendida sobre mí, y sus pies rozaban los míos con delicadeza.

Me levanté sin hacer ruido, para no despertarla, y mientras tanto ordené que trajeran el desayuno a la habitación lo antes posible, así cuando la bella durmiente despertase, tendría su desayuno en la cama.

Narra Isabella:

Acababa de despertar, cuando vi a Ale con una bandeja en sus manos: con jugo, frutas, pan, mantequilla, café, entre otras cosa.

-Buenos día dormilona.- dijo Ale muy coqueto.
- Buenos días ojos bonitos.
- He ordenado que traerán el desayuno a la habitación.
- ¿Qué te parece si hoy desayunamos juntos?.
- Sería estupendo.- dije.

Colocó la bandeja en la mesita del balcón, que tenía unas hermosas vistas hacía el mar. Nos sentamos, y comenzamos a disfrutar del esquisto desayuno.

- ¿Qué tal las frutas Isa?
- Todo está muy delicioso, y las frutas frescas.
- Me alegra que te allá gustado, lo prepararon especialmente para vos.- dijo sonriendo.

Era evidente la atracción que sentíamos el uno del otro, las ganas de besarnos nuevamente, las ganas de que la cama fuera el único testigo de nuestros actos.


Muchas gracias a todos por leer cada uno de los capítulos.
Espero y les valla gustando la historia.

Me he demorado en actualizar, pues estoy atareado con los deberes de la escuela.
🫀❤️

Encerrados en el baño del avión (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora