09

361 55 1
                                    

Los días iban pasando sin darse cuenta del tiempo, llevaba mas de un mes sin ver a Katsuki. Su trabajo estaba consumiendo gran parte de su tiempo y es que, con Ikuto, estaban preparando todo para volver a Japón al finalizar el ciclo escolar.

Debía organizar muchas cosas, entre esas, abrir una sucursal en Japón, no estaba siendo fácil, pero no era imposible. También el buscar a alguien que lo ayude a dirigir la agencia era algo que le estaba llevando mucho tiempo.

Al principio conversó mucho con su hijo sobre mudarse a otro país, el tema de adaptación era cosa seria. Lo sabía de primera mano.

Pero él le repitió seguidas veces que dejar a sus amigos atrás no sería un problema.

"Si realmente me consideran su amigo, seguirán en contacto"

Fue lo que dijo, además, de que no sentía un apego por su escuela y el país, el era japones, había nacido en Japón. No pensaba en que abría algún problema, e Izuku realmente lo esperaba.

🔸

Katsuki llevaba más de un mes con el humor de un perro rabioso. La ansiedad que sentía por culpa de su lobo lo atormentaba día y noche, pero hace unas horas encontró una solución..., temporal.

Porque joder, encontraría el tiempo para volver a estado unidos y ver a su pecoso.

— ¿Debería comprar más de estas cajas de chocolate? — se preguntó a si mismo.

Justo cuando entraba cierto pelirrojo. — Comer tanto chocolate de menta te hará mal... ¿Y desde cuándo te gustan?

— Qué necesitas, pelos de mierda. — dijo irritado, el aroma de los chocolates no eran suficientes para disipar todos los otros.

Si tan solo Izuku estuviese ahí y esparciera sus feromonas..., suspiró.

— ¿Debería comprar un aromatizante? — se volvió a preguntar, Eijiro estaba realmente preocupado por su amigo.

Llevaba un mes con un humor de mierda, no se concentraba y..., hablaba solo. Aunque su trabajo en el campo seguía siendo perfecto, todo lo que debía hacer el cenizo en la oficina era lento e incluso cometía errores.

Cuando levantó su cabeza luego de un suspiro, notó como Bakugou estaba listo para salir.

— ¿A dónde carajo vas? Hay mucho que hacer.

Katsuki gruño en respuesta, ¿Acaso no lo había oído? — Te dije que iría a comprar un puto aromatizante. No me hagas repetirlo si no quieres que te explote esa cara de mierda.

— Bien — dijo levantando las manos en son de paz, el humor de su amigo no era un juego, mucho menos cuando esparcía sus feromonas. — Te acompaño..., no quiero que pase lo mismo de ayer.

— Haz lo que quieras solo no estorbes.

Katsuki estaba jodido, pero que querían que hiciera cuando no podía concentrarse, solo necesitaba algo y no podía tenerlo en ese momento.

Extrañaba a su novio, mierda realmente lo hacía. Lo contactaba siempre que podía, aunque sea se tomaba un segundo para mandarle una foto sobre lo que se encontraba haciendo. Pero igual había notado que Izuku estaba más ocupado de lo normal.

Y el contacto había disminuido un poco, eso lo ponía de los nervios. Aunque necesitaba sentirlo, en este momento se conformaría con escucharlo. Se maldijo por no traer una prenda del mayor en el último viaje que hizo.

Mientras recorría los pasillos buscando el aromatizante perfecto, su bolsillo vibró. Recién notando la presencia de Eijiro unos pasas atrás, le había estado hablando y el cenizo ni en cuenta. Cogió su celular, y joder, cállense la boca, su pecoso le estaba llamando.

Coincidencia Marcada Por El Destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora