MINERVA
Mi yo rebelde se retuerce entre los brazos de la genial imitación de un dios griego y me separo de él, recordando todo lo que he pasado hasta ahora, todo lo que él a permitido que pasará y me separo bruscamente.
— Por mucho que seas mi mate, no pienses que te voy a poner las cosas fáciles — su cara confusa hace que me ablande por un instante, hasta que vuelvo a recordar — Yo no soy como otras chicas Keinar. No soy sumisa, ni soy una chica dócil a la que amaestrar — dicho esto me sorprendo al ver su sonrisa socarrona.
— ¿Qué tengo que hacer para demostrarte que eres tú a quien quiero? ¿A quién necesito? — me mira fijamente — No me gustan las chicas fáciles, ni las sumisas. Tampoco las que son como un perrito faldero, detesto eso.
Su semblante serio me hace dudar.
— ¿Acaso ahora vas a ser mi gran defensor? ¿Debo ignorar todo lo que ha pasado hasta ahora? ¿Que tu novia siga jodiéndome cada día?
Esa chica rubia, de patas largas... La odio, es mala, muy mala. Es ese tipo de persona capaz de pasar por encima de cualquiera, para conseguir lo que a ella se le antoje, sin importar a quien se lleve por delante. Yo misma he sufrido su odio.
En lo que a Keinar se refiere, ella desde hace tiempo lo ha reclamado como suyo. No deja que ninguna chica esté cerca de él, la única que se atrevió, dos días más tarde, misteriosamente, cayó rodando escaleras abajo, fracturándose la clavícula y el cubito del brazo izquierdo.
Es verdad que esas heridas para nosotros no suponen gran cosa, ya que nuestra condición hace que sanemos rápido, y el estar rodeados de sanadores también ayuda bastante. En realidad, lo que caló hondo, fue el mensaje que mando a todas, nadie toca a Keinar.
Verás tú la de problemas que me va a dar a partir de ahora, solo porque a la Diosa se le ha antojado que él sea mi mate.
— Darla, simplemente siempre ha sido un grano en el culo. Reconozco que fue un error haberme liado con ella, pero no es más que eso.
Mentiras y más mentiras.
— ¿Me estás tomando por idiota? Es un error que has cometido en más de una ocasión. ¡Eso ya es vicio!
Cada vez me voy enfadando más, ¿acaso cree que voy a tener que caer rendida ante él?
— Lo siento Keinar, pero no me lo creo — me doy la vuelta antes de que pueda replicar y huyo de allí.
"Querida Diosa Luna, ¿Te has propuesto amargarme la existencia? Porque si es así, por favor te ruego que me dejes tranquila.
¿En qué momento se te ocurrió la genial idea de que Keinar y yo seamos mates? ¿Acaso quieres que no sobreviva a mi decimosexto cumpleaños?
¿Es un chico guapo? Sí, ¿Es inteligente? Sí, ¿El más fuerte de su manada? También, no te puedo negar todo esto, ¿Pero qué demonios viste en él que no vea yo?"
Mi cabeza no puede más, demasiadas emociones, demasiados sentimientos. He pasado de ser una adolescente con una vida tranquila, a ser una adulta, con unos poderes que no conozco, con unos padres que no lo son realmente y un mate que sí lo toco, no sé qué me hará la rubia loca... Si esta es la vida de adulto, yo quiero volver a ser una chica en plena pubertad.
"Minerva, conviértete, déjame salir, siente lo que
es correr sobre las cuatro patas. Solo tendrás que
pensar en correr"
"No sé como hacerlo Kena"
"Es más fácil de lo que crees. Deja de correr
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DESTINY
WerewolfMinerva ha crecido con la idea de ser una gran sanadora, pero la diosa Luna tiene otros planes para ella. El destino de las cuatro facciones está en sus manos, por suerte no va a estar sola. Su alma gemela, su mate Keinar, será capaz de seguirla al...